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Provincia de Cádiz

Confesión y embriaguez bajan la pena al condenado por un incendio

  • La Audiencia impone 4 años y 8 meses de prisión con atenuantes a un acusado de pegar fuego a la vivienda de su exesposa en Jerez · El fiscal pidió 7 años y medio

La sentencia relata que preso de los celos, obsesionado con la idea de que su exesposa pudiera estar con otro hombre, J.A.S. se dirigió en su coche a la vivienda de ella, usó las llaves que aún no había devuelto, entró, fue al patio, agarró una garrafa de gasolina, roció la cama de matrimonio, le prendió fuego e hizo lo mismo con el sofá del salón. Luego, abandonó la vivienda, que está en un bloque de ocho plantas, en Jerez. El fiscal pidió en el juicio 7 años y 6 meses de prisión por incendio y otros delitos. Pero el tribunal opta por 4 años y 8 meses. Considera que al procesado deben beneficiarle dos atenuantes: que el hombre estaba borracho y que confesó enseguida lo que había hecho.

Los hechos sucedieron la madrugada del 29 de julio de 2007. La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Manuel Grosso de la Herrán, es de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz. El procesado, nacido en 1981, llamó por teléfono a su exesposa tras incendiar la vivienda y, según relata la resolución, le dijo: "Me has buscado una ruina, golfa, ya le he metido fuego a tu casa". Al poco, telefoneó a la Policía, indicó el lugar en el que se encontraba y contó lo que había hecho. Dijo también que estaba arrepentido.

La sentencia indica que antes de ir a la vivienda siniestrada, el procesado estuvo bebiendo alcohol durante varias horas y que se encontró casualmente con su exesposa en una discoteca de Jerez. Quiso besarla, se sintió rechazado y entonces la insultó.

La pareja había convivido durante tres años y medio. Tenían un hijo. Residían en la plaza Santa Teresa de Jesús. La ruptura se había producido a finales de junio de 2007, un mes antes del encuentro casual en la discoteca y del incendio. La resolución explica que J. no terminaba de aceptar la separación; que siempre que tenía ocasión, le pedía a su exesposa que reanudasen la relación. También le dijo varias veces que iba a meterle fuego al piso en el que habían convivido, asegura la sentencia.

Cumplió la amenaza, finalmente. Eran las seis de la madrugada. No hubo víctimas en el incendio. Los vecinos lograron abandonar el edificio y los bomberos sofocaron el fuego. Algunas personas fueron asistidas porque inhalaron humo. La peor parte se la llevó un vecino que se puso a aporrear la puerta del piso incendiado creyendo que había alguien dentro: se fracturó la muñeca.

No había nadie en la vivienda y el procesado lo sabía cuando acudió allí con intención de quemarla, señala la sentencia. Pero sabía también que el resto de los pisos del edificio estaban ocupados y que la mayoría de los vecinos estaban durmiendo en ese momento, anota el tribunal, por lo que el peligro para esas personas era evidente.

La defensa planteó que el procesado estaba totalmente intoxicado por el alcohol y las drogas y reclamó una eximente por ese motivo. Esto es, que fuese absuelto porque no era dueño de sus actos. El tribunal lo rechaza. Estima que concurre una atenuante analógica de embriaguez: que estaba borracho pero que no lo estaba tanto como para que su estado le impidiese comprender y conocer el alcance de sus actos. Nadie lo vio tan bebido, argumenta.

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