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Provincia de Cádiz

12 años por robar en una casa de Alcalá e intentar asesinar al dueño

  • El agresor, conocido con el sobrenombre de 'Juan sin miedo', también tiene prohibido residir en la localidad jandeña durante 10 años a partir del día que abandone la prisión

La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a un delincuente habitual de Alcalá de los Gazules a 12 años de prisión por asaltar una vivienda para robar y apuñalar al propietario hasta en ocho ocasiones. El agresor, conocido por el sobrenombre de Juan sin miedo, tiene prohibido también residir en este pueblo de La Janda durante una década desde que salga de la cárcel.

La sentencia, que no es firme, recoge como hechos probados que el 2 de febrero de 2013, sobre la 1:45 de la madrugada, el ahora condenado accedió a la vivienda de un vecino de Alcalá trepando por la fachada hasta alcanzar la azotea del inmueble. Una vez allí bajó por unas escaleras hacia un patio de luz, se deslizó por la pared hasta llegar a una ventana de madera que arrancó de un golpe y entró en la casa a través de una habitación dedicada a trastero.

Tras esto, Juan sin miedo se dirigió a la cocina y allí se hizo con un cuchillo de 14 centímetros de hoja; también cogió de algún lugar del domicilio una manta para evitar ser reconocido por el dueño de la casa, que en ese momento se encontraba en la sala de estar leyendo unos correos electrónicos.

El propietario, extrañado por la reacción de su gato (según la resolución judicial), se dirigió a la cocina, encendió la luz del patio y recorrió el pasillo, momento en que el ladrón -que se encontraba escondido en el rellano del hueco de la escalera- se abalanzó sobre él rápida y sorpresivamente, tapándole la cabeza y parte del tronco con la manta, para asestarle ocho puñaladas con el cuchillo que cogió diciéndole: "te mato, dame todo el dinero que tengas, no me mires, te mato, no chilles".

Juan sin miedo obligó a la víctima -que continuaba con la cabeza y parte del tronco tapados con la manta hasta el punto de notar sensación de asfixia- a dirigirse a la cocina, estancia donde pensaba que podría haber dinero guardado.

La sentencia expone que el dueño de la vivienda advirtió a su agresor que el dinero estaba en el dormitorio, hasta donde lo empujó igualmente tapado con la manta. Una vez allí, el vecino de Alcalá entregó a Juan sin miedo una cartera que estaba encima de una mesita de noche y éste sacó todo el dinero en efectivo, en torno a 250 euros, diciéndole: "No me mires hasta que me vaya".

El asaltante salió del dormitorio "cerrando por fuera con llave" con la intención de que la víctima no pudiera pedir ayuda y ello a pesar de que sangraba de forma abundante.

Ahora bien, Juan sin miedo se dio a la fugaignorando que dicho dormitorio estaba interiormente comunicado con otro dormitorio más amplio y con el salón. El herido trató de dirigirse entonces hacia el exterior de la vivienda para pedir auxilio, pero cayó al suelo a la altura del rellano de la escalera "a causa de la abundante pérdida de sangre", si bien recordó que en la bata que portaba llevaba su móvil, lo que aprovechó para llamar a los servicios de emergencias. El hombre fue asistido y trasladado al Hospital Universitario de Puerto Real, y posteriormente fue operado de urgencias en el Puerta del Mar, pues una de las heridas afectó al pulmón derecho y le provocó un shock hipovolémico.

Efectivos de la Policía Local y de la Guardia Civil, de quienes ya era conocido Juan sin miedo y a quien la víctima de la agresión pudo señalar como autor de los hechos por haberlo reconocido tanto por la voz, como por la altura y los zapatos que llevaba (con los que le había visto días antes), organizaron una batida para su localización y detención. A la altura de la zona conocida en Alcalá como 'La plazuela', el atacante fue visto por agentes de la Policía Local, dándose a la fuga al percatarse de ello.

Finalmente, sobre las 5:55 horas en la zona conocida como 'El patio de las campanas', un conjunto de viviendas abandonadas frecuentado por toxicómanos, encontraron al agresor mientras se estaba preparando lo que en el argot se conoce como chino, un rebujito de cocaína y heroína, siendo arrestado y portando las ropas manchadas de sangre.

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