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Exposición En la sala de exposiciones temporales del Centro Cultural CajaGranada Memoria de Andalucía

Falla, más allá del mundo

  • Una exposición volverá a recorrer los lugares que dejaron una huella en el compositor, desde su Cádiz natal a la Córdoba argentina en la que falleció en 1946

Si su Atlántida era el deseo aglutinador de una música universal, él lo fue en sí mismo. Manuel de Falla no lograría concluir la obra que sintetizaba todo lo que amaba, desde el mundo antiguo al moderno, del Mediterráneo al Atlántico pasando por Oriente y Occidente, pero siempre fue esa la impronta que dejó en el resto de sus composiciones y en cada una de sus acciones. Falla fue, es y seguirá siendo un artista universal.

Esa es la clave con la que el espectador debe pasear entre las imágenes y los objetos que desvelan Manuel de Falla. Itinerancias de un músico, una exposición que volverá a hacer el mismo viaje que el compositor hizo y que ofrece la posibilidad de verle en movimiento en dos grabaciones caseras, descubrir hasta qué punto fue cuidadoso con sus lápices o cómo le influyó su amistad con el músico ruso Igor Stravinsky.

Si bien la muestra comienza en Granada, a finales de este año viajará hasta su Cádiz natal para después tomar el barco hasta Buenos Aires y Córdoba, volver a Madrid, Barcelona, Sevilla y Mallorca y extenderse por Londres, París, Venecia o Zurich.

El Archivo Manuel de Falla, La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y la Fundación CajaGranada muestran la exposición en el Centro Cultural Memoria de Andalucía. Comisariada por Rafael del Pino e Yvan Nommick cuenta de una forma "rigurosa, científica y a la vez sencilla y divulgativa"cómo Falla "no fue una persona aislada en el mundo", subraya Del Pino.

La exposición consta de una parte 'fija' que será la que itinerará a lo largo del mundo, una sección que, claro está, no incluye originales puesto que podrían estropearse. Aquí el visitante verá, a lo largo de 35 grandes paneles, al Falla que crece de niño a músico, con fotografías de su infancia y juventud, sus primeras obras o su relación con las grandes figuras de su tiempo -Debussy, Dukas, Albéniz o Stravinsky-. Observará sus grandes éxitos con obras como El retablo de maese Pedro, El amor brujo o El sombrero de tres picos y los paisajes que le acompañaron a lo largo de su vida: en el salón de música de la casa de los Viniegra en Cádiz, acompañado por Massine en la Alhambra o saludando a un Quijote en Venecia.

Pero sin duda, dos de los tesoros de la exposición son dos audiovisuales (editados por Julio Juste) que muestran los pocos minutos que se conservan de Falla en movimiento. En uno de ellos, se le puede ver divertido en el jardín del Carmen recibiendo a dos amigas a la hora del té. En el otro, se le ve sentado solo, "fumando y vestido como siempre impecable" y "haciendo lo que más le gustaba: abriendo un libro".

Granada contará con un lujo especial -cada ciudad tendrá el suyo propio-. Una sección denominada Gabinete Falla que reúne una serie de carteles originales, entre ellos, uno inédito, el de El Corregidor y la Molinera. En este gabinete cuatro vitrinas acercan al espectador ese momento en el que Falla se encontraba solo ante el papel. Primero, una plumilla, un resto de lápiz y una goma de borrar. El material con el que pudo escribir su prodigioso Concerto para clave, que se muestra original en la siguiente vitrina. Después, dos de sus batutas y un metrónomo de cuerda, para terminar con sus gafas bifocales, que vuelven a ser observadas en el estado idéntico en el que Falla las dejó. Así de cuidadoso era con todo.

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