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Investigación

Flores que la ciencia no puede explicar

  • Luisa Fernanda Cuéllar publica un estudio sobre la aparición de la Virgen de Guadalupe en México en 1531, apto para creyentes o no

Portada de la obra.

Portada de la obra.

La autora, Luisa Fernanda Cuéllar. La autora, Luisa Fernanda Cuéllar.

La autora, Luisa Fernanda Cuéllar.

Tras muchos años hablando en conferencias sobre la visión de Guadalupe de México, la jubilación ha permitido a la profesora y escritora Luisa Fernanda Cuéllar trasladar al papel tantos conocimientos. Algo que ya le venían demandando los interesados en el tema y que con tanto interés la habían escuchado. De esta forma nace ‘Flores en el Tepeyac’ (Libros Canto y Cuento), disponible ya en las librerías.

Se trata de un profundo estudio, un trabajo de investigación, sobre la Virgen de Guadalupe de México, “apto para creyentes y no creyentes ya que en su contenido se habla de la interpretación que hicieron los indígenas mexicanos del siglo XVI sobre la imagen”, cuenta la autora.

El hecho se remonta al 12 de diciembre de 1531, cuando se aparece la Virgen de Guadalupe, apenas diez años tras la consumación de la conquista de México, donde los españoles llegaron en 1519. En 1523 lo hicieron los primeros franciscanos, tres belgas; y en 1524, 12 franciscanos españoles que zarparon desde Sanlúcar. Una evangelización que en principio tuvo muy malos resultados porque los aztecas no estaban receptivos al cambio.

Sin frutos hasta 1531, cuando la Virgen se aparece a uno de los pocos indígenas que se había bautizado, Juan Diego. Cinco apariciones, cuatro a él, y la última de ellas cuando Juan Diego fue a ver al obispo de México, Fray Juan de Zumárraga, quien le pide pruebas de dichas apariciones. “En dicha entrevista, la Virgen le dice a Juan Diego que vaya al cerro del Tepeyac, que era muy salitroso, una zona muy seca e impropia para que crezcan flores. Ella le dice córtalas, ponlas en tu tilma y vuelve a ver al obispo. En el momento en que muestra las flores, la Virgen queda estampada en la tilma. Zumárraga le cree, no tiene dudas. Y la tilma es la prenda que continúa en la Basílica de Guadalupe”, relata Cuéllar.

Lo extraordinario es que estas prendas no solían durar más de 20 años, y ya va por 500. “Y toda esa resistencia –añade– de los indígenas de recibir el bautismo, en enero de 1532 se inician unas 9 millones de conversiones en un periodo de ocho años. Yo analizo qué pasó, por qué cambiaron de opinión. Y es que la imagen que quedó estampada para ellos es un códice, les dice algo. Y hay un análisis de lo que quiere decir, la interpreto. Los españoles sin embargo sólo veían una Inmaculada”.

Luis Fernanda aborda también los descubrimientos realizados, gracias a los avances tecnológicos, en los siglos XX y XXI entre los que se encuentra el hecho de que en los ojos de la Virgen aparecen trece figuras humanas, entre las que están Juan Diego, el obispo Zumárraga y un traductor, “aspectos que la ciencia no se puede explicar. Además se hace un recorrido histórico de la situación de aquellos primeros años después de la conquista, incluso de antes de la misma, para que el lector conozca el contexto social y político que se vivía”.

También se descubre que las estrellas del manto de la Virgen, que se consideraban un adorno, concuerdan con las constelaciones del día de la aparición, el 12 de diciembre de 1531. “Incluso hay una armonía, una composición musical. Es una Virgen enigmática, misteriosa”. Una imagen que ha sobrevivido incluso a atentados, sin que le hayan afectado en absoluto.

Este trabajo de investigación se basa en otros estudios realizados en México, como el encabezado por monseñor Eduardo Chávez Sánchez, a petición de Juan Pablo II. “Y es que se siguen descubriendo cosas en la imagen. Este libro resumen un poco todas las investigaciones que se han hecho”, destaca la autora, que dice que las personas que ya lo han leído, “me dicen que es como una novela, porque hay tantos acontecimientos, tantas coincidencias que parece que todo iba encaminado a que sucediera la aparición y la conversión de los indígenas”.

Un libro para creyentes y no creyentes. “Lo que la ciencia no puede explicar pues el lector lo puede apreciar: cómo se ha conservado este pedazo de tela en el tiempo, de hecho se le derramó de forma accidental ácido nítrico y no le pasó nada. Tampoco se explica la ciencia cómo puede haber 13 figuras humanas en los ojos de la Virgen, ni aunque se hubiera querido. No hay pinceladas, no hay pigmentos en las fibras. No es obra de la mano humana. Sin explicación”.

La obra narra también el primer texto que se escribió sobre las apariciones, entre 1547 y 1548, por un indígena, Antonio Valeriano, educado por los franciscanos, amigo de Juan Diego, guardado hoy en la Biblioteca Pública de Nueva York.

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