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La otra mirada

Mujeres Afganistán

  • El trabajo documental de los autores Gervasio Sánchez y Mónica Bernabé.

AUNQUE no suelo traer a esta página exposiciones que estén muy alejadas de nuestro entorno, no he podido resistirme a escribir este artículo sobre el último trabajo de Gervasio Sánchez, Mujeres Afganistán, tras escuchar el domingo en la SER el testimonio de una de estas mujeres. Hija de un profesor universitario afgano, y con una buena educación que le permite hablar hasta seis idiomas, a muy temprana edad Azita Rafaat fue obligada a casarse con un primo segundo analfabeto, que no conocía de nada, y del que pasó a ser su segunda esposa.

El relato de esta mujer afgana sobre sus primeros años de incorporación a la familia del marido, en un entorno rural sin las mínimas condiciones, la privación de libertad, las humillaciones y vejaciones sufridas en el hogar con la participación de su marido y su suegra, e incluso el desprecio por sólo concebir hijas demuestran un nivel de violencia hacia la mujer de ese país que está más allá de leyes y  derechos teóricos que actualmente poseen. Se trata de una violencia mucho más profunda, enraizada en la cultura y las costumbres, ejercida en el seno de la propia sociedad e incluso por las mismas mujeres que me atrevería a calificar de terror familiar o doméstico.

Estas situaciones de maltrato en todos los sentidos que sufren en la actualidad las mujeres en Afganistán es el objeto del trabajo de Gervasio Sánchez que en estos días se expone en el Palau Robert de Barcelona.

Tras fotografiar conflictos bélicos y situaciones extremas que han sido reflejados en trabajos como Kosovo, Latidos del tiempo, Niños de la Guerra, La caravana de la muerte, Desaparecidos o Vidas Minadas y Antología, que ya trajimos a esta página, Gervasio ahora afronta esta última entrega que también tiene el formato de exposición y libro, publicado por la Editorial Blume bajo el título Mujeres Women Afganistán.

Para ello han hecho falta seis años de duro trabajo, que inicialmente estaban previsto en dos, y en los que ha sido fundamental la colaboración de Mónica Bernabé, coautora del libro, y única periodista española que trabaja de forma permanente en aquel país. Su implicación con la situación de las mujeres afganas le llevó a fundar en el año 2000 la Asociación para los Derechos Humanos en Afganistán (ASDHA), ONG que opera en el país y que actualmente preside.

Los textos de Mónica Bernabé apoyan y complementan las imágenes de Gervasio Sánchez tanto en la exposición de Barcelona, que posteriormente itinerará, como en el libro editado por Blume. Y juntos realizan un recorrido por los temas que evidencian la vulnerabilidad de los derechos de las mujeres afganas y las situaciones reales en sus vidas cotidianas. Todo ello  a pesar de los avances legislativos que se han producido y que, en la mayoría de los casos, se convierten en papel mojado ante la impunidad que provoca el caos administrativo, y el encubrimiento y complicidad que se vive en el seno familiar y social.

Lejos de presentarnos el arquetipo de la mujer enjaulada en un burka, Gervasio y Mónica contactan con la realidad cotidiana de la mujer afgana, representativa tanto de la generalidad como de la minoría que lucha por sus derechos, también desde lo cotidiano. Fotografiando a más de doscientas mujeres que ofrecen su rostro y su historia en este documento.

Así, temas como el matrimonio forzado a edades incluso inferiores a los dieciséis años (que en 2008 superaba el 57% de los casos), la pérdida de la libertad absoluta una vez “esposadas”, los maltratos físicos y sicológicos, la maternidad, el divorcio que les hace perder la custodia de los hijos o incluso la desesperación, que lleva a algunas a prenderse fuego, son tratados en este excepcional documento. Pero frente a esto, el trabajo de Gervasio y Mónica también contemplan actitudes casi heroicas de mujeres que no se rinden y luchan contra corriente por cambiar esa situación de sometimiento, en un país tan anclado en sus costumbres como es Afganistán, al que las cicatrices de la guerra y de su cultura escuecen especialmente en un segmento tan débil como el femenino.

La exposición y el libro muestran en este sentido retratos de mujeres policías, futbolistas e incluso boxeadoras que se enfrentan diariamente al rechazo de su propia familia. O el caso de Azita Rafaat, la mujer que mostraba en la radio su testimonio, actualmente dedicada a la actividad política tan inusual en las mujeres afganas, y que tiene que pasar mensualmente al marido que comparte con otra mujer una cantidad superior a los quinientos euros para “comprar” de alguna manera esa libertad. Marido del que no puede divorciarse para no perder a sus hijas. El relato de esta mujer asusta y sorprende por su valentía. E incluso nos puede llevar a reflexionar sobre lo lejos que puede quedar hoy  nuestra cultura de la situación afgana, pero no siempre ha sido así en nuestra historia reciente, ni todo está andado en ese camino que nos aleja totalmente de Afganistán. 

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