Reflexiones sobre la figura humana
La Academia, hoy
E N la mitología o en la religión, en la historia o en la leyenda, en la fantasía, en los sueños o simplemente para captar la realidad de las formas humanas, con todo lo que emana de su propia sensibilidad, el cuerpo humano ha influido enormemente en la Historia del Arte. La figura y el desnudo han tenido siempre un poder de atracción en los artistas de todos los tiempos, han sido motivo de estudio de anatomistas, tratadista y filósofos, motor impulsor para crear obras de gran belleza y tema presente en la creación de artistas de todos los estilos y tendencias.Desde la búsqueda de un canon de proporción como el Doríforo de Policleto, siglo V antes de Cristo, hasta el David de Miguel Ángel de la Galería de la Academia de Florencia, verdadero tratado de anatomía sobre la proporción de las formas humanas. Desde la Venus de Milo, de siglo II antes de Cristo, del Museo del Louvre, todo un hito de la perfección de la belleza de los clásicos, hasta el tema mitológico de Dánae hija de Acrisio, de Gustav Klimt, creación y sensualidad unidas en un abrazo, desde los kuros de las esculturas arcaicas griegas, germen de la perfección que muy pronto se daría en los pueblo helenos, hasta el naturalismo de Rodin, cargado de fuerza y emociones contenidas, los artistas han sido siempre los forjadores de un mundo de sueños y leyendas, de encuentros con su verdad más íntima, siendo los hilos conductores que han manifestado para la historia el sentir y el modo de ser de los pueblos, con sus virtudes y debilidades, que nos aportan los datos para conocernos más a nosotros mismos, y sobre todo, han sido los que han aportado todo un tesoro de obras artísticas, que han ennoblecido al hombre y enriquecen hoy nuestra cultura.Pero debido a lo extenso que resultaría, siquiera dar unas pinceladas, desde el principio de la Historia, comenzaré mi conferencia de esta tarde en la Real Academia de San Dionisio desde el siglo XVI italiano, ya en pleno Renacimiento. En esta etapa del arte italiano, el hombre se convierte en el eje central de pensadores y artistas.El Barroco utiliza la figura para crear una mayor conciencia de acercamiento a Dios, con un arte emotivo y escenográfico. El Neoclasicismo trata de alcanzar la perfección, dirigiendo su mirada a la belleza de los clásicos. El Romanticismo no es ajeno a la figura humana que da forma a las ideas que preocupan al hombre con un idealismo exacerbado. En el Realismo el artista busca un contrapunto a la frialdad académica. Los impresionistas crean una nueva forma de ver la luz y el color sobre los cuerpos. Los simbolistas manifiestan sus sueños con metáforas visuales. Los expresionistas, fauvistas y futuristas utilizaron el cuerpo humano con un lenguaje colorista y libre. El Surrealismo representa la figura mediante los sueños. Incluso hasta en las últimas tendencias artísticas el hombre se ha sentido inclinado a representar en sus obras la figura humana, tal es el caso de Edward Hopper, Bacon, y ya en pleno siglo XXI Lucian Freud.Creo que el arte es una necesidad del hombre, y puesto que somos seres humanos, encaminamos nuestros pasos hacia nuestra propia imagen. Las formas que nos transmite nuestro cuerpo son como un universo en constante evolución, que contiene para el artista todas las sensaciones que éste necesita, a la vez que es una de las pruebas más difíciles en el sublime acto de la creación de una obra artística. Desde estas líneas quiero invitar a todos aquellos que se sientan atraídos por este mundo tan apasionado como es el arte y deseen asistir a la conferencia que daré esta tarde a las 20,30 horas en la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras. Gonzalo Martínez Andrades Catedrático de la Facultad de Bellas Artes de Universidad de Sevilla.
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