Restos paleocristianos en la comarca de Jerez (I): Las Pedreras
La ciudad de la historia por Eugenio J. Vega y FCO. Antonio García
EL modelo poblacional que se debió dar en la zona asidonense es el que encontramos en Gerena (en el Aljarafe sevillano): una pequeña comunidad en torno a una basílica con baptisterio y necrópolis alrededor del lugar sagrado (incluso con alguna tumba en el interior de la basílica al pie de la nave lateral, con reducciones de otros cadáveres familiares de enterramientos anteriores). Pensamos que dicho modelo puede observarse en el yacimiento de La Peñuela, del que hablaremos en otro artículo. En el caso asidonense hay otros dos ejemplos de necrópolis rurales asociadas a una basílica o una ermita: San Ambrosio-El Pabellón (Barbate) y El Almendral (El Bosque).
De todos es conocido que en la etapa tardorromana y visigoda, los valles del Duero y el Tajo fueron las áreas preferidas de los grandes terratenientes cristianos. No se han explorado sistemáticamente los asentamientos agrarios del valle del Guadalquivir y de la cuenca del Guadalete. Cuando se acometa el análisis arqueológico, tendremos sin duda un panorama similar al del centro peninsular.
A partir del siglo V cambia el ritual funerario: es la época en la que evoluciona desde el tardorromano al típico de la etapa visigoda. En muchos casos las sepulturas son estructuras arquitectónicas sobresalientes (los sarcófagos), que recordarían el lugar de inhumación familiar de las precedentes generaciones. La legislación hace precisiones acerca de los ritos que deben celebrarse o no, una vez los restos mortales hayan sido inhumados. En las sepulturas visigodas no existen 'sacrificia mortuorum' de ningún tipo, ni animal, ni vegetal ni de carácter alimenticio. Aparecen pocos objetos de adorno personal y, de hecho, ya en los enterramientos del siglo VII son poquísimos (con todo, quizá sea un problema más socioeconómico que ritual).
En recientes trabajos hemos analizado varias necrópolis jerezanas que bien podrían ejemplificar los datos expuestos en relación con estos yacimientos. Valgan estos ejemplos que desarrollamos a continuación. El personal de Museo Arqueológico de Jerez ha estudiado y expuesto de manera muy didáctica el descubrimiento de una necrópolis jerezana en Las Pedreras. Unas tumbas del siglo VII localizadas en un cerro en el antiguo cauce del Guadalete (eje Cartuja-La Corta-El Portal), integradas en un conjunto funerario.
Las sepulturas son grandes lajas de piedra arenisca que forman tanto las paredes como la cubierta. En cada sepultura hay un esqueleto cuya cabeza está orientada al oeste. Junto a los dos individuos inhumados hay reducciones de otros doce de distinta edad y sexo. Cerca del cráneo de uno de los individuos se encontró un broche cruciforme de bronce de influencia bizantina, del siglo VII (similar a otro hallado en otra tumba de Carteia). Por lo expuesto estaríamos hablando de una necrópolis familiar.
También interesante y relacionada con el caso jerezano es otra necrópolis rural hallada en la Base Naval de Rota, Punta Huete. Tiene relación con la villa cercana, que funcionó al menos desde el IV-V, de 10.000 m2. Entre el material arqueológico hay 426 piezas cerámica y 49 monedas, productos agrícolas y de pesca y sal, de los siglos III-VI. Encontramos sepulturas en cistas (ss. V-VII): 15 tumbas de orientación E-O (de biocalcarenita y caliza); y en la zona noroeste hay un yacimiento de reducida extensión, pero con gran cantidad de tumbas infantiles y de adultos. Todas tienen un ajuar mínimo: anillos, pendientes, brazaletes. Por otro lado, en la misma Rota, en la calle Charco n.º 6, se encontró una tumba en cista con cubierta de tégulas (ss. III-IV).
Podemos considerar también como ofrenda funeraria paleocristiana, aunque de claras reminiscencias paganas, las cerámicas (los característicos jarritos, ollas…) que se han encontrado en el interior de las sepulturas.
En la zona asidonense podemos establecer varias tipologías de necrópolis rurales en Regla (ss. III-V) y costas, Mesas de Algar (Medina Sidonia, ss. VI-VII) y sierra (asociadas con comunidades monásticas y aldeas del mundo bizantino):
a) Infantiles (ciudades portuarias del Mediterráneo, como en Chipiona y Cádiz y un ejemplo en Baelo en la necrópolis oriental), con enterramientos en ánforas.
b) Lajas: muchos casos de tipo mensae, recubiertas de signimum; inhumaciones en fosa simple (no frecuente en el "círculo del Estrecho") con jarritos monoansados (Sanlucarejo-Arcos, San Pablo de Buceite -Jimena, ss. VI-VII).
c) Excavadas en la roca, como singularidad de nuestra zona, con varios tipos:
-Fosa simple o doble (Mesas de Algar)
-Antropomorfas (VI-VII, tipo olerdolano): característico en las sierras del Campo de Gibraltar, Baelo, Punta Camarinal y Sierra Momia (Benalup, Tarifa, Los Barrios).
La arqueología ha encontrado una buena cantidad de material asociado a necrópolis en otros muchos yacimientos tardorromanos y visigodos: San José del Valle; Casa de la Norieta (Sanlúcar de Barrameda); La Garrapata, El Santiscal, Sanlucarejo (Arcos); Carissa Aurelia (Espera); El Chaparral, río Betis, Los Algarbes, Los Lances, La Lapa (Tarifa); Cortijo de la Java, Aciscar-Tahivilla, Atlanterra-Facinas (Zahara de los Atunes); Piruétano, El Magro, Bacinete, El Corchadillo, La Majadilla, La Carrajola (Los Barrios); Buenas Noches, Cueva Humosa, El Cochino, El Coto, Cortijo de las Bombas, San Pablo de Buceite (Jimena); Sierra del Aljibe, Sierra de La Alcoba, Los Poyales-Sierra Momia, Picacho, Puerto del Higuerón, Lomo del Judío, río Barbate, Dehesa de Escobar, Cerro de las Sepulturas, El Arnao (Alcalá de los Gazules); El Laurel-La China, Tajo de las Figuras, Sierra Momia (Benalup); Castillo de Aznalmara-arroyo de Tavizna, Naranjal-Cerro de Tavizna, Monte Higuerón (Benaocaz); y Cerro Argamazón, Majá de los Bueyes (Zahara de la Sierra).
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