Vuelve Pedro de Alemán
Juan Pedro Cosano presenta hoy en Jerez su segunda entrega del abogado de pobres, "Llamé al cielo y no me oyó".
“Ya me ves, de pluriempleo”, dice Juan Pedro Cosano con una sonrisa de niño chico. Y así es. Cosano es abogado por las mañanas y escritor por las tardes. Un escritor de éxito. Jamás lo hubiera soñado. “Yo he escrito toda mi vida, pero nunca pensé que fuera a ser leído por alguien que no fueran mis amigos”. Pero un premio, el de Abogados de Novela, organizado por Ediciones Martínez Roca, lo cambió todo. Un autor desconocido se lo llevaba entre otros nombres más prestigiosos con la novela El abogado de pobres, un thriller judicial de esos que dejan sin aliento. Ahora los personajes de aquella novela regresan en Llamé al cielo y no me oyó, una segunda entrega con una trama igualmente galopante. Hoy lo presenta en Jerez en El Alcázar, a las 20,30 horas.
Todo empezó por un personaje, un abogado, claro, Pedro de Alemán, que vive en el Jerezde mediados del XVIII. Es un idealista, aunque con algunas cosas que ocultar, que nadie es perfecto, un paladín en defensa de los desamparados, un fustigador de los poderosos. Le digo que Pedro de Alemán es como Batman, su amigo el procurador es como Robin y que el malvado señor de Gibalbín es Joker. La fórmula no puede fallar. Se sonríe. “La verdad es que yo quería matar a Gibalbín en la primera entrega, pero la editorial no me dejó. Decían que era un filón”.
Y es que el malo es muy malo, algo que se agradece. Un malo de una pieza mezclado en crímenes y villanías en un escenario plagado de calles y lugares conocidos para los jerezanos, “aunque ni abuso de los localismos ni del cultismo en el lenguaje. Hago una literatura para entretener. Leo mucho desde siempre, pero no me considero, ni mucho menos un intelectual”.
Su idea sobre la literatura es sencilla: “Aquella literatura que no entretiene es la que no tiene calidad. No hay nada que me ponga más nervioso que sufrir cuando leo, me entran ganas de tirar el libro contra la pared”. Es por eso que cita como a un autor de referencia a Arturo Pérez Reverte. Eso es algo que gusta a la potente editorial que le apadrina y que está dispuesta a hacer del abogado jerezano una máquina de fabricar best sellers. A Cosano no le importa, le complace: “Yo escribo muy rápido. Por eso no hay problema. Y no me canso de imaginar y de figurar”.
Los personajes de Cosano enganchan con una facilidad pasmosa y mezcla novela histórica con melodrama, con trama criminal, con ficción judicial con una naturalidad que el lector acaba por no saber en qué género está, totalmente abstraído por las peripecias de una coralidad que acaba confluyendo en un tronco común con un único objetivo: no tirar el libro contra la pared. “Quizá me dé pánico leerlo dentro de cinco años, pero releyéndolo, la verdad, me ha gustado”.
Para ello trata de no ser prolijo en las descripciones derivadas de una investigación histórica “que tampoco es muy exhaustiva, lo justo para que no existan demasiados anacronismos, que seguro que alguno ahí. Pero todavía ningún abogado de los muchos que leyeron mi primera novela me ha escrito para decirme te pillé en tal cosa o tal otra”. Lo mismo hace con las leyes de la época o con los procesos judiciales, “lo que tampoco es muy difícil porque el enjuiciamiento civil hasta el año 2000 no era muy distinto al que había en el siglo XVIII. En cuanto a lo penal, me tomo mis licencias porque por encima de todo está la trama. Me lo tengo prohibido: nada de latinajos, nada de tecnicismos”.
Los alegatos de Pedro de Alemán son ágiles, aunque ahí él afirma que cuenta con un truco. “Pedro de Alemán no tiene nada que ver conmigo, pero sus discursos están escritos con el mismo estilo que yo utilizo en los juicios y los interrogatorios con esos cambios súbitos son los que yo utilizo. Cuando Pedro de Alemán está defendiendo a un cliente es Juan Pedro Cosano”.
Ahora que Cosano ha entrado en el mundo de la promoción a lo grande espera de los próximos meses mucha agitación. Por eso empieza en casa, en Jerez.
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