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Jorge Drexler. Cantante y compositor

"Sobre todo soy cancionista"

  • Jorge Drexler presentará en Tío Pepe Festival su nuevo disco, 'Tinta y Tiempo'

  • Asegura estar muy ilusionado por presentar en Jerez un formato completo y más coral con la banda de músicos que le acompañan en esta aventura

Jorge Drexler.

Jorge Drexler.

Poder hablar unos minutos con Jorge Drexler acaba por ser una experiencia inolvidable. Se muestra tal como le sentimos en sus canciones, cercano y sencillo. Y sus canciones son como él es, lo que le lleva a definirse como “cancionista”. Afincado desde hace mucho en España, pero sin olvidar sus orígenes uruguayos, nos concede una entrevista en la que se muestra feliz por poder venir a Jerez para Tío Pepe Festival, agradecido por la generosidad del público con su trayectoria y deseando que llegue el 12 de agosto para, además, tomarse un palo cortado en la misma bodega.

-Encantados de poder tenerle en el Tío Pepe Festival. ¿Qué sentimientos le provoca acercarse por estas tierras?

-Me alegra mucho poder volver a Jerez. La vez que acudí a ofrecer el pregón del Carnaval en Cádiz, no conocía de los placeres vitivinícolas de Jerez. Pero hace unos años tuve la ocasión de acudir durante la grabación de la serie La templanza con mi esposa, Leonor Watling, y me enamoré de la belleza de la zona y del sabor de un buen oloroso o un palo cortado.

-Pero no se prodiga mucho por nuestra provincia.

-El problema o la maravilla es que el trabajo exige volar mucho entre España y las Américas. Últimamente he realizado más de veinte viajes transoceánicos cada año a casi todos los países. Curioso que menos a Honduras, donde aún no he tenido la oportunidad. Casi cada tres semanas volar de acá a allá es una locura. Eso además conlleva tocar poco en cada concierto para poder mantener la calidad y poder llevar el ritmo.

-Un sello inconfundible. Una manera muy personal de cantar. ¿Eso supone llevar dentro un poeta, un cantante, o quizás un investigador de la música?

-No me defino como nada. No soy ninguna de las que me comentas. Escribo poesía. Canto también. Pero sobre todo soy cancionista. Me dedico a la canción, y eso no es poco. Yo canto canciones. Y para mí es muy importante definirme así. Claro, que puedo ser poeta o músico, siempre de forma autodidacta, pero me gusta decir que soy cancionista. La canción es un género híbrido que ha estado, como dicen muchos estudiosos de la voz, con nosotros, incluso antes que la palabra para hablar. Hemos cantado desde la prehistoria para buscar agua en la naturaleza, para cazar, para avivar el ritmo, para aliviar la época de moliendas, para entrar en batallas o para dormir a los niños. El habla primitiva es más tonal que el actual. No en vano, la Ilíada o la Odisea no eran sino canciones con una estructura métrica fija.

-La experiencia vital de Jorge Drexler, ¿puede que esté marcada por sus estudios de medicina y el posterior salto al mundo de la música?

-En relación a este tema, siempre he pensado sobre lo bonita que es la medicina como disciplina humanística vinculada a otras. La tradición de mi familia -sobre todo padre de ascendencia judío alemana- inculcaba que tuviéramos formación y profesión universitaria pero complementada con una actividad cultural y artística. En mi caso, la música se comió la medicina, y de la transición entre una y otra me lleve muchas cosas. Al principio pensé que había perdido el tiempo, pero después comprendí que me sirvió para mucho.

-¿Y qué significa entonces un directo para Jorge Drexler? ¿Cómo lo vive?

-Es un acto musical de presente. Siempre dije que si quieres conocer a alguien dale poder. De todo tipo. En la medicina, hay relaciones de poder, en la puerta de un hospital hay situaciones extremas, donde el médico está centrado en ese presente que le mantiene vivo y que hay una inmediatez de la vida. Lo mismo pasa en el escenario. Todo lo demás es postergable. Responder al instante según lo que sientes. No es el proceso de Stanislavski, sino el de Declan Donnellan, en el libro 'El actor y la diana' donde el acto presente es el que impera y no el pasado. Tienes que reaccionar directamente y dar en la diana.

-Nuevo proyecto. Un salto cualitativo. Con colaboraciones como las de Rubén Blades o Noga Erez, entre otros. Del último más intimista a este más complejo a nivel musical-

-No suelo ni puedo medir el grado de complejidad de los discos. El género canción, tiene algo de minimalista. Lo sencillo es más hermosos que lo complejo. Lo difícil y novedoso de este nuevo trabajo fue el proceso de composición y encontrar el sonido. Se fraguó en tiempos de pandemia, donde estuve bloqueado y sin poder contar con el apoyo de los compañeros músicos para poder crear. Todo estuvo en la esfera especulativa hasta que un día pude contar con mi guitarrista y pudimos trabajar ya como la disciplina práctica que es. A partir de ahí se fueron añadiendo instrumentos y acordes.

-Habla en el disco de algo parecido a un plan maestro afectivo, de amor al arte y la libertad y de estrenar el mundo, por ejemplo. ¿Suponen estas pistas las bases de algo?

-En este trabajo he querido evitar la narración pesimista de la pandemia. Fue muy fuerte, me acordaba de mis abuelos que vivieron la época nazi y en cierta medida, hacía una comparación, salvando las distancias, de una etapa vital de la que prefería no hablar. Por eso, quería que la gira que tenía pensada cuando esa pesadilla se acabara, se basara en lo que yo elegí vivir sobre lo que echaba de menos más que hablar de lo que estaba viviendo en esos meses. Quería tener una actitud positiva y de ahí nace TINTA Y TIEMPO.

-¿Qué quiere transmitir esa noche en Jerez?

-Es muy difícil explicar qué me propongo en un concierto porque la canción es un género que en sí mismo transmite. En realidad, lo que quiero transmitir es agradecimiento, porque haya gente que compre un ticket para ir a escucharme, por prestar atención a lo que uno ha escrito, por acercarse a las canciones de una manera amorosa. Han pasado 30 años y aún me sorprendo.

-¿Y es consciente de que ha creado una forma especial de entender la canción?

-No aspiro a más que eso, sino a cumplir con mi tarea, que es alimentar la inteligencia emocional de las personas. Y ojo que ni siquiera es altruista, porque también alimento la mía. Todo lo hago desde el prisma en el que considero a todos como iguales. Ese aprendizaje de la equivalencia entre el otro y yo es el vector ético de todo lo que hago. Si una canción me puede servir a mí y, tengo la suerte de comunicarla bien, no veo por qué no puede servirle a otra persona.

-El concierto incluirá canciones de este nuevo disco pero también muchas de toda la vida que el público pide. ¿Es así?

-Pues sí. No sólo porque el público las pide. Sobre todo porque un concierto tiene veintitrés o veinticuatro canciones y este disco tiene diez. En Jerez tendrán el privilegio de que esa noche será un concierto de formato completo. Tocaremos todo el disco nuevo. El show entero, con todo el sonido, luces, escenografía, etc. Todo el repertorio y con todos los componentes de la banda.

-Se ha rodeado de una banda muy especial.

-Sí. Un formato de banda muy bonito. Tres mujeres y tres hombres. Músicos maravillosos que ya tienen sus propios proyectos. Es un honor que todos estemos juntos. En las nuevas canciones, pero también con muchas ganas de tocar canciones antiguas con formato de banda. Todos ellos solistas y gente con carreras propias y exitosas que han querido unirse conmigo en esta aventura. Junto a un equipo técnico genial.

La entrevista acaba más bien como una charla entre amigos. Agradeciéndole su predisposición. Con un cancionista que se dedica a la música, que la vive desde lo más hondo de su alma y que rebosa sinceridad en lo que dice su palabra y hace su alma. Un alma que no sabe ni le importa donde guarda el título de medicina porque quiso que su vida diera un giro para cantar canciones que le proporcionan felicidad a él y a toda aquella persona que se acerque de forma amorosa a ellas. Un tipo generoso que nos intenta hacer pensar para ser un poco más felices. Tendremos la posibilidad de compartir en agosto un concierto en presente musical, en un entorno inconfundible, ya por esas fechas con olor a viña, a vino y a vendimia fresca, tal como destila la música de Drexler, y además como él quiere, brindando con una copa de palo cortado.

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