christian sánchez. actor

"Lo complicado es transmitir lo mismo que la película sin primeros planos"

  • El espectáculo teatral de Dirty Dancing llega el próximo día 28 a las tablas del Villamarta

  • Después de triunfar en Madrid y Barcelona, la gira mostrará el show por toda España

Imagen del espectáculo Dirty Dancing sobre las tablas de uno de los teatros en los que se desarrolla esta gira.

Imagen del espectáculo Dirty Dancing sobre las tablas de uno de los teatros en los que se desarrolla esta gira.

-¿qué sensaciones le está transmitiendo esta gira?

-Estamos teniendo muy buen recibimiento y la verdad es que estamos encantados. Ya estuvimos un par de temporadas en Madrid y una en Barcelona. Ahora, esta gira en la que tenemos muchas ganas de poder acercar este musical al público

Además del amor, tiene otros temas vigentes aún como la lucha de clases, el racismo o el aborto"La gente se siente identificada y les remite a todo aquello que vivieron cuando vieron la película"

-¿Qué es lo más complicado a la hora de teatralizar una obra de tanto éxito en el cine?

-Pues creo que una es el reto de interpretar un personaje tan mítico como resulta el de Johnny Castle, realizado por Patrick Swayze, y que se convirtió en un mito sexual de la época. La gente viene a ver el musical y lo primero que hace es comparar, tanto para bien como para mal (risas), el hecho de poder ver quién está haciendo ese personaje y si alcanza todo ese áurea que desprendía Johnny en la película. Luego, tenemos una gran suerte: la adaptación del musical es muy fiel a la película, por lo que la gente que viene a verla se siente muy identificada con ese film de 1987 y que les remite a todo aquello que vivieron en aquel momento. Eso es maravilloso, ver la reacción del público cuando se da este caso.

-¿Y lo más complicado que implica representar ese papel principal?

-Lo más difícil es que yo diría que se trata de un personaje que puede parecer muy cliché y luego es todo lo contrario. Es un personaje que a simple vista parece ser el chulesco del lugar y realmente luego es todo una máscara y una coraza de un personaje muy sensible, con muchas inseguridades, con grandes expectativas en su vida que no ha conseguido y que ha intentado sobrevivir de la mejor manera que ha podido. El poder dar esa dimensión dentro de una obra teatral, dentro de que vamos al mismo ritmo que la película, pues es difícil. Lo complicado en realidad es poder transmitir todo eso sin tener un primer plano con el que la gente pueda ver, porque una mirada dice más que mil palabras. Entonces, el que está en la fila 15 en el teatro pues puede no captar tanto como podría hacerlo en el cine. Ese es mi trabajo y el de los actores que estamos aquí: el transmitir eso sin necesidad de una mirada, sino mucho más. Ese es uno de los retos que creo que tenemos: poder transmitir algo que la película te permite con gran facilidad como son los primeros planos de la misma forma y al mismo ritmo.

-¿Y el baile?

-Para mí no ha sido difícil porque me he dedicado a bailar y demás y es algo sencillo. Sí que hay bailes muy complicados que requieren mucho ensayo. Soy profesor de baile y me he tenido que poner a refrescar algunas disciplinas porque he estado un tiempo más centrado en televisión, pero no ha sido muy complicado.

-Se necesita mucho físico sobre todo, ¿no?

-Sí, es algo muy cansado. Yo creo que hay que estar en forma tanto física como psicológicamente. Es algo que tienes que estar haciendo todos los días en directo, pero siempre tienes que ofrecer algo novedoso a la gente. Hay mucha gente que se aparca en la monotonía y lo interesante es no hacer eso, el poder ofrecer cada día lo mejor de ti.

-¿Hay más amor o sensualidad sobre las tablas?

-Yo creo que está dividido. 50 y 50. El éxito de esta obra es la sensualidad que emite la película y cómo los personajes se mueven en ese ámbito tan sexual -porque al final se trata del despertar sexual de una joven de solo 17 años que se enamora de un chico mayor que ella y de otra clase social-. Entonces, eso está porque creo que es fundamental y es bonito. Eso es lo que le dio el éxito en su día a Dirty Dancing y lo que nos lo da a nosotros también en el teatro.

-¿Es una historia de amor que en realidad no ha caducado?

-Claro, todos tenemos ese primer amor, así que nos sentimos identificados. Incluso los que no han visto la película, cuando vienen a ver el musical se sienten igual de cercanos. Porque además de tocar el tema del amor, también tiene otros con contexto histórico como la lucha de clases, el racismo, el aborto... Hay temas que siguen estando vigentes y siguen creando controversias. Es algo muy actual a pesar de que pueda parecer que esto sucedía hace 30 años. Creo que hoy en día sigue habiendo espacio para que la gente pueda ver el musical y pueda salir con la sensación de haber disfrutado, de haber bailado y haber empatizado con la historia.

-¿Cómo se sorprende a alguien que sabe el final de la historia?

-Yo creo que contándosela con la misma verdad que la han vivido. Ya no se trata de sorprender, sino de hacer disfrutar y hacerlos vivir una aventura, una historia o situación. En este caso, lo que intentamos es contarlo desde nuestra verdad y transmitir a la gente la sensación que vivió cuando vieron por primera vez la película. Es lo que al final vienen a hacer, porque marcó una época; un antes y un después en el cine. Se trata es de intentar llevarlo al teatro y que la gente se sienta partícipe de todo esto.

-En un mundo tan digitalizado, ¿qué significa para el espectador ver a los actores en directo?

-Yo creo que es magia. Poder vivir en primera persona una historia que has vivido detrás de una pantalla es como ver a alguien que sale en la tele. Es algo que no te sabría explicar por qué pero genera como magia.

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