El film número 22 de James Bond llega hoy a las pantallas, Quantum of Solace. Tras el legendario e inimitable Sean Connery y la vulgarización de la saga con Roger Moore, con el intervalo de George Lazemby, la serie agonizó bajo Timothy Dalton y Pierce Brosnan, La pérdida de apoyo del público fue determinante. Sin embargo, en vez de dar el cerrojazo, como pedían los fans, la serie prefirió seguir el camino de Batman y otros héroes de la pantalla: reinventarse.

Todos los chistes durante el rodaje del nuevo Bond, Casino Royale, sobre el tosco Daniel Craig enmudecieron al ver el film. James Bond volvía a sus raíces literarias, no siendo un maniquí de ropa, sino un asesino más bien primario y bastante impulsivo. La película daba una consistencia psicológica a las tramas ausente en la saga y a su manera era bastante realista. La maniobra tuvo éxito, pues Casino Royale, que volvía a las novelas originales de Fleming, recaudó unos 350 millones de dólares en todo el mundo y revitalizó la saga, con lo que queda 007 para rato.

El alemán Marc Forster, que dirigió la dura Monster's Ball pero demostró ser un solvente director industrial en Descubriendo Nunca Jamás, ha sustituido a Martín Campbell en la dirección. Repiten por supuesto Craig y la gran Judi Dench, probablemente el mejor acierto de la etapa Brosnan, como su comprensiva jefa M. La historia arranca sólo una hora después de acabar Casino Royale, con James Bond destrozado tras la traición y muerte de su amada Vesper Lynd. Empieza a perseguir la pista que le llevará a vengarse, lo que le lleva a toparse con dos nuevos personajes. Uno es Dominic Greene (el actor francés Matthieu Amaric), hombre de negocios que es el clásico villano bondiano de la función. El segundo es otra tradición de la saga, la chica Bond, en este caso Olga Kurylenko, que también busca saldar cuentas con los que persigue 007, aliándose con él.

Visto el éxito que tuvieron las escasas pero contundentes escenas de acción de Casino Royale (en especial la infartante persecución en las grúas) se han aumentado en Quantum of Solace, así como las localizaciones exóticas, marca de fábrica de la casa. Bond pasa en su 22 aventura por Panamá, Chile, México, Italia y Austria. No cabe duda que el nuevo 007 sabe aunar la tradición del personaje con lo nuevo. Eso sí, por primera vez se ha eliminado uno de los iconos: el "me llamo Bond, James Bond" que tras cuatro décadas desaparece.

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