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Cultura

Las páginas de nuestra vanguardia

TRAS la Guerra Civil Española el panorama cultural presentaba una más que deplorable situación. Había necesidades más perentorias que cubrir. Lo primero era dar de comer a una sociedad con demasiadas carencias. Los ambientes culturales estaban muy bajo mínimos y lo poco que había era lo que el régimen dejaba traslucir por artistas muy afectos a lo que desde arriba se quería que fuera. Hubo que dejar pasar el tiempo hasta que poco a poco se fue haciendo notoria el ansia de renovación y de ideas nuevas y comenzó a esbozarse ciertas líneas de un arte más hacia adelante. En este sentido hay que subrayar la importancia de Cataluña en el contexto general de la cultura del país como pionera en lanzarse a la manifestación de situaciones artísticas novedosas. En 1942, Joan Miró volvía a Barcelona desde París donde había permanecido más de 20 años. Los jóvenes pintores catalanes tomaron la pintura mironiana como punto de arranque para sus propias experiencias.

Hacia el final de los años cuarenta un grupo de intelectuales catalanes con inquietudes e intereses similares deciden crear un colectivo artístico que dejara constancia de sus ansias por una cultura distinta. Surge Dau al Set. El grupo fue fundado por los pintores Joan Joseph Tarrats, Antoni Tapies, Modest Cuixart y Joan Ponç, así como por el poeta Joan Brossa y por el filósofo Arnau Puig. Poco después se adhirió el también poeta Juan Eduardo Cirlot. El grupo editó una revista con ese nombre, cuyo primer número apareció en septiembre de 1948 y se editó hasta 1952, en muchos de sus números se apreciaban las influencias que en el grupo tuvieron las publicaciones de las primeras vanguardias, sobre todo Dadaísmo y Surrealismo. También se observa la conexión con la célebre publicación alemana del Expresionismo, el almanaque Der Blaue Reiter, especialmente desde el punto de la integración de todas las artes. De esta manera, Dau al Set abrió sus páginas a textos e imágenes del mundo del cine, del jazz, de las fiestas populares y tradicionales. Pero, sobre todo, fue un grupo que se opuso a la manifestación de la imperante en el Arte español desde que finalizó la Guerra Civil.

En la exposición que nos encontramos en la sala Pescadería nos va a situar en un momento de crucial importancia; pero sobre todo nos va a permitir encontrarnos con un Tapies distinto, todavía sin haber entrado en sus espectaculares y únicas fórmulas del Informalismo pictórico que él abrió rutas de expectación máxima; nos vamos a dar de cara con las ofertas pararreales de un Tarrats iluminado, con los desenlaces pictóricos de artista genial de Cuixart, con la palabra pintada de Joan Brossa, con los enigmas mediatos de Joan Ponç, así como con la estética abierta y vanguardista de una Cataluña que en aquellos momentos se adelantó a casi todo en España.

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