–Es usted más conocido por su labor como escritor y editor que por las de ilustrador y pintor, aunque pinta desde crío. 

–Yo empecé pintando antes que escribiendo. Le pedía a los Reyes caballetes y esas cosas. Luego lo dejé porque tenía la insatisfacción de no poder expresar reflexiones y argumentos, para lo que la pintura no sirve, se queda en una superficie que, aunque encantadora, no entra en el meollo, el concepto, la filosofía.

–Así que la pintura le llevó a la escritura.

–Sí, creo que son complementarias. En la literatura en general es muy difícil quedarse encantado con la superficie porque siempre busca arañar en la herida, y a la pintura le gusta la forma, el hecho de que algo exista. Y volví a la pintura por la necesidad de expresar ese encantamiento, de delicadeza de las cosas. 

–El martes abre la temporada de ‘ArteaDiario’.

–Sí, como las grandes figuras del toreo (ríe). 

–¿Cuáles son sus ‘Misterios Naturales’?

–Son paisajes muy cercanos casi todos, excepto por una parte de Murcia. Lo que me gusta de la pintura es que cuando los ojos ven algo que les atrae, pues es una forma de celebrar esos paisajes que me conquistan, es una manera de acariciarlos. Quizás por eso mi pintura tiene esa suavidad, esa delicadeza que te permite la acuarela. También busca algo que hoy se olvida que es la belleza, porque cuando se habla con artistas, sobre todo a partir del siglo XX, siempre se refieren a  expresión, originalidad, comunicación, concepto... Pero la belleza apenas sale, es un término como si estuviera anticuado y no es así, es algo esencial de la realidad, que tiene todo lo que vemos aunque nuestros ojos andan siempre distraídos. El hecho de que algo existe ya de por sí para mí es bello. 

–Es usted entonces un privilegiado por saber mirar de esa manera.

–(Risas). Bueno, un privilegiado no sino alguien que intenta atender las cosas cuando te demandan atención, no mirarlas como algo que hay que consumir, poseer o arrebatar del sitio, sino escuchar lo que nos dicen. En la pintura encuentro el silencio que a veces no se lleva dentro. 

–Es decir, que estos paisajes le han llamado. 

–Sí, de alguna forma. Han sido  pintados en el sitio. Son paseos. Cuando estoy en el estado de pintar siempre llevo acuarelas encima y me pongo y pinto, en el momento. 

–¿Le llega la llamada más rápida que con la literatura?

–Es una cuestión de momentos. La pintura me supone mucho menos compromiso, me relaja más, es algo que no me tomo tan en serio, disfruto con ella. Y con la escritura no disfruto porque me resulta muchas veces excesivamente exigente por mi parte. La pintura está al margen de mi expresión natural que es la escritura.

–¿Es un autodidacta en la pintura?

–Sí. No tengo una técnica depurada, excepto la que me han ido dando los años. Y esa falta de maestría que sí puedo tener en la escritura, la suplo en pintura con  la mirada de las cosas, que sea limpia, virginal. 

–¿En qué momento está ahora con la escritura?

–Acabo de publicar ‘Poesía esencial’ (Renacimiento) y ahora sale en Pre-Textos ‘Otras Canciones’. La escritura es una profesión, es algo constante en mí. La pintura me permite descansar de todo lo que es la reflexión de la escritura, leer, algo que es muy absorbente.  

–Su editorial, ‘Libros Canto y Cuento’, cumple ahora tres años. 

–Sí, y dentro de la editorial tenemos la colección DKV de poesía y  ‘Que va de vuelo’, donde pongo yo más mi sello de gusto y criterio. Los otros son libros de encargo o que me gustan y que no entran dentro de esas colecciones. 

–Sus talleres de escritura sí que tienen una larga trayectoria ya.

–Sí, entre Jerez, Sevilla y El Puerto llevo ya 15 años de talleres. Y muy satisfecho porque ha salido mucha gente que ha terminado publicando y ganando premios como Pilar Pardo, Raúl Pizarro, Sergio Moreno, Julia Bellido... Creo que ha servido para dinamizar y crear lectores con criterio. Estoy orgulloso de la labor que se ha hecho. 

–¿Cómo está Jerez culturalmente?

–En un momento muy bueno. Literariamente, a Jerez se le valora mucho fuera. Cuando viajo, la gente se sorprende de la producción literaria que hay aquí. Y aquí no se valora, se pone el foco en otro tipo de disciplinas artísticas, que también hay que apoyar, como el flamenco u otro tipo de cosas,  pero a veces se olvidan otras que tenemos y en las que se está haciendo una labor muy importante. 

–Ya no hace falta irse fuera para triunfar en literatura. 

–No es necesario. Para triunfar en la vida lo que hay que hacer es no escribir. Triunfa normalmente el que escribe a merced de una editorial o de los gustos impuestos de los lectores. Si a lo que uno llama triunfar es escribir bien y hacer una obra literaria que perdure en el tiempo, creo para eso sólo hace falta una mesa, algunos libros y papel y lápiz y un ordenador. Y para publicar, si alguien es bueno, termina saliendo adelante. Lo importante es no ambicionar el éxito mediático, sino el éxito en este tipo de profesión artística es ser honesto contigo mismo, decir tu verdad y decirla lo mejor que puedas. Lo que vende, casi siempre, es lo que la gente quiere escuchar, y si el escritor es crítico, ese es raro que venda, lo hará sólo cuando se muera o se haga mayor. A la gente le gusta que le halaguen los oídos.