Para volver a volver. Prime Video rescata Operación Triunfo. Una decisión con la que la plataforma coquetea con ser una televisión en lineas unas horas a la semana. Amazon tiene margen económico para hacer casi todo lo que quiera. Su OT puede ponerla más presente en una audiencia de menos de 40 años, Generaciones que están encantadas con el visionado indivual con la interconexión en las redes.

Este OT en las plataformas (se supone que en directo para pasar a bajo demanda) distará mucho en audiencia de sus tres etapas en abierto. Mediaset ha declinado este formato y La 1 ha preferido probar con marcas parecidas pero diferentes.

Lo que ha decidido TVE en este ejercicio de hacer cosquillas a la nostalgia es rescatar el Grand Prix. En este caso, un formato muy familiar, de aspiraciones masivas y con unos modos y estilos que han envejecido rápido y han pasado casi 20 veinte que desapareció del prime time veraniego de La1.

Sin vaquillas, el equipo tiene que actualizar mucho el guion, el propio lenguaje del programa, para hacer atractivo a las familias de hoy. Como objeto de recuerdos, lo de Ramón García evoca veranos de infancia, felices, para varios millones de españoles. Y está allí, en la memoria. Lo de ver nuevas versiones, tantas horas, ya es más dudoso que tenga el seguimiento popular de otros tiempos. Grand Prix es un contenido que ahora llamaríamos viejuno. Pero ya tenía su punto rancio en su momento.

Se encuentran tan débiles e inapetentes las parrillas, el público está deseando ver "algo" que no halla con el mando que incluso recuperar a Ramón García en su salsa puede ser una opción. Lo valioso que siempre fue unir a las familias.

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