El parqué
Jaime Sicilia
Jornada de menos a más
Mi nieta Rocío, hermana de las Angustias, por mi parte y la de su abuela que la contempla desde el cielo; de Jesús, por su abuelo Manolo, que está ya gozando de la Gloria, Eva su madre y la saga de los Castaños y nada menos que de los Judíos, por propia decisión, con una pregunta, me encendió la alarma acerca del olvido al que el paso del tiempo lleva a centenares de cofrades que, en sus respectivas cofradías y durante toda una vida de entrega y dedicación, le ofrecieron lo mejor de cada uno de ellos a su Hermandad e incluso, como es el caso concreto que a ella le planteó su interrogante: "Abuelo, de quién está hablando el Pregonero…" y es que mientras esto me decía, Paco Zurita que ya al menos a mí me había provocado las lágrimas, al referirse a ese mártir en vida que, por su enfermedad degenerativa, fue Luís Álvarez Beigbeder, postrado tantos años en el lecho del dolor, estaba rindiendo tributo a aquel amigo inolvidable, poeta y pregonero, que además de su arte nos legaría toda una saga de pregoneros y poetas con su apellido Gallardo, mi querido Antonio, al que tanto disfrute en Radio Popular de la Cruz Vieja…
Y eso me ha movido a escribir este comentario para reivindicar la necesidad de que el mundo cofrade, nuestro penitente mundo jerezano, no pierda nunca la referencia de tantos como contribuyeron a edificarlo y a engrandecerlo, a nivel colectivo y en el seno de todas y cada una de nuestras Hermandades de las que ellos formaron parte…
Su testimonio nos ha quedado, a quienes tuvimos la fortuna y el privilegio de conocerlos y tratarlos, también, en algún caso, por su obligada referencia en libros dedicados a nuestra Semana Santa o a algunas de nuestras Corporaciones penitenciales, pero irremediablemente por el transcurso de los años, son centenares de miles los actuales hermanos de las ya numerosas cofradías jerezanas quienes no tienen la menor referencia sobre ellos ya que cuando marcharon al Padre las jóvenes generaciones quizá ni habrían nacido o, como mucho, estarían con sus juegos infantiles y ajenos a la actividad cofrade…
Por eso pienso que, junto a una imprescindible formación religiosa de la que tanto se carece a veces, habría que implementar también formación sobre las Hermandades y Cofradías, en la que se transmitieran los valores, esfuerzos y ejemplos de quienes fueron piedra angular de su propia corporación y consiguientemente de nuestra Semana Mayor, una de las grandes representaciones plástica y devocional de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret…
De esta forma, con seguridad, cuando una autorizada voz nos recordara pilares esenciales de nuestra Semana Santa, posiblemente nuestras generaciones continuadoras de la historia que tantos contribuyeron a escribir no tendrían que preguntar como hizo mi nieta en la mañana del Domingo de Pasión…
Sería, por justicia, el pago que su ejemplo merece.
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