El parqué
Jaime Sicilia
Sesión de menos a más
Tribuna cofrade
Tras la pasada Semana Santa en la que hemos conmemorado los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de N.S. Jesucristo, y vivido esos momentos intensos en los que hemos visto por nuestras calles y plazas esos altares andantes en la evocación de los mismos, son los que nos ha hecho esperar este momento que los cofrades debíamos de estar esperando ansiosos que no debe de ser otro que, sin ninguna nostalgia, nos ha llevado al Domingo de Resurrección.
Estamos en pleno tiempo de Pascua de Resurrección la fuente y sostén de nuestra fe, de nuestra creencia en Dios y en su Hijo Jesucristo, y que nos da la esperanza de una nueva vida y el que su Stma. Madre, la Virgen Maria, que, bajo cualquiera de sus advocaciones nos ha acercado a Cristo.
Si en los pasados días santos hemos visto como las benditas imágenes de la Virgen han tratado que, tras sus dolores, penas, angustias, amarguras y sufrimientos, magníficamente expresados en estas imágenes, nos acercáramos a la meditación de esos misterios vividos por su hijo Jesucristo y para qué sirvieron, que fue el cumplimiento de las profecías de enviar a su hijo al mundo para sellar la alianza con el Padre, cosa que nunca debemos de olvidar los cristianos y especialmente los cofrades.
En este caso quiero animarlos a que dejen ya aparte la nostalgia de ver unos pasos en la calle, a los sufrimientos de Cristo y María vividos por ser el enviado por Dios para que nos pudiéramos reconciliar con Él, y así ganar la gloria, que al fin y al cabo es lo que los cofrades debemos tener en nuestra mente a través de nuestras corporaciones y el culto que manifestamos con nuestras procesiones en las calles de nuestra ciudad.
El carácter único y especial de la presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el sufrimiento de la cruz y en el de Ella misma, creo, en mi opinión su participación particularísima, además de en la redención del pueblo cristiano, también en el misterio de la Resurrección.
Es la Stma. Virgen la que, por ser imagen y modelo de la Iglesia nos enseña a que al igual que el grupo de discípulos esperaron juntos la venida de Cristo Resucitado, y que Ella permaneció con el grupo de los discípulos y también lo mismo que se encuentra con él durante las apariciones pascuales, yo creo firmemente que María mantuvo un contacto personal con su Hijo resucitado, para gozar también ella de la plenitud de la alegría pascual, que espera al Resucitado, a su Hijo.
La Virgen santísima, presente en el Calvario durante el viernes santo (cf. Jn 19, 25) y en el cenáculo en Pentecostés (cf. Hch 1, 14), fue probablemente testigo privilegiada también de la resurrección de Cristo, completando así su participación en todos los momentos esenciales del misterio pascual. María, al acoger a Cristo resucitado, es también signo y anticipación de la humanidad, que espera lograr su plena realización mediante la resurrección de los muertos.
En este tiempo pascual la comunidad cristiana, dirigiéndose a la Madre del Señor, la invita a alegrarse: "Regina coeli, laetare. Alleluia". "¡Reina del cielo, alégrate! ¡Aleluya!". Así recuerda el gozo de María por la resurrección de Jesús, prolongando en el tiempo el "¡Alégrate!" que le dirigió el ángel en la Anunciación, para que se convirtiera en "causa de alegría" para la humanidad entera.
Al igual que la Stma. Virgen esperó y vio a su Hijo Jesucristo resucitado María es la única que mantiene viva la llama de la fe, preparándose para acoger el anuncio gozoso de la Resurrección.
María nos enseña cómo la Resurrección de Cristo confirma nuestra fe porque Cristo ha cumplido su palabra. Apoya nuestra esperanza porque Cristo no defrauda. Y confirma la caridad porque Cristo nos ama como nadie puede amarnos.
Eso es lo que espero y deseo a todos, que a través de la Stma. Virgen y en mi caso de la Virgen de La Estrella, nos enseñe y nos lleve de la mano hacia su Hijo Resucitado, como uno más del legado, de las enseñanzas y del espíritu que nos deje por su Coronación Canónica.
¡ALELUYA! ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN A TODOS!
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