El año 2023 ha comenzado con un ligero incremento de la tasa de inflación de España hasta un 5,8% interanual (vs. 5,7% en diciembre). Una evolución explicada en gran medida por la retirada del descuento de 20 céntimos a los combustibles y por el repunte del precio de las materias primas.

A su vez, la inflación subyacente (eliminando energía y alimentos frescos) aumentó un 7,5% interanual (0,5 pp más que en diciembre), lo que sigue reflejando el traspaso del aumento de los costes de producción al conjunto de la cesta de la compra. No obstante, casi la mitad de este incremento lo ha determinado los alimentos procesados, unos bienes cuyo precio depende mayoritariamente de la evolución de los precios de los alimentos con los que se producen y de la energía.

Una estabilización de la inflación en los últimos meses que también se constata en la Eurozona. En concreto, la tasa de inflación en enero de la Eurozona se situó en el 8,5% interanual (vs. 9,2% en diciembre). En la misma línea que España, el IPC sin energía ni alimentos frescos, repuntó hasta el 7,0%, mientras que el indicador que además no incluye los alimentos elaborados se estabilizó en un 5,2% interanual.

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