Análisis

Agencias manuel campo vidal

La manifestación a favor de Ayuso pone contra las cuerdas a CasadoEl fratricidio en el PP inquieta a la izquierda

Entre 3.000 y 3.500 personas se concentran en Génova para pedir la dimisión del presidente del PPEl partido celebra hoy un comité de dirección para abordar la crisis

Miles de afiliados y simpatizantes del PP -entre 3.000 y 3.500 personas- se concentraron ayer ante la sede del partido en Madrid para respaldar a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y protestar contra la cúpula de esa formación, que ha convocado para hoy a su Comité de Dirección a causa de la crisis interna.

Mientras, los principales dirigentes del partido, tanto el nacional como los autonómicos, guardan silencio, al menos en público, sobre el choque entre el líder del PP, Pablo Casado, y el secretario general, Teodoro García Egea, con Díaz Ayuso.

Entre 3.000 y 3.500 personas, según la Delegación del Gobierno, colapsaron la calle Génova de Madrid, entre las plazas de Alonso Martínez y Colón, en apoyo de Díaz Ayuso y para pedir la dimisión de Casado y García Egea.

Decenas de banderas de España y de la Comunidad de Madrid adornaron la concentración, en la que se pudieron leer lemas en pancartas como "Sánchez, tiembla, Ayuso presidenta", "Yo con Ayuso" o "Ayuso, Cayetana: las mujeres al poder", y se escucharon consignas como "Ayuso, presidenta", "Pablo, fracasado" o "Egea, dimisión", entre otras.

El sentir de los manifestantes lo reflejó bien Enrique, un simpatizante del partido, que explicó a Efe su apoyo a Díaz Ayuso "porque lo que han hecho desde la dirección es absolutamente impresentable" y además favorece a quienes "no tenían que estar gobernando". Consideró, además, "repugnantes" las "maniobras" de García Egea, "que ya está tardando en dimitir".

Otro manifestante, un "ciudadano español que desea el bien para España" pero que prefirió no identificarse dijo a Efe que "esta bomba se veía venir" y que "hay una cúpula en el PP que no merece estar en tal lugar", por lo que pidió que se convoque "urgentemente" un congreso nacional extraordinario para "deponer" a la dirección.

Ataviada con una camiseta de apoyo a la presidenta madrileña, otra de las asistentes se sumó a la protesta "por la traición que le han hecho a Ayuso, porque el presidente del PP es un auténtico traidor". "Que se vaya ya, que ya es hora, que dimita y se lleve a Egea", concluyó.

Tras esta manifestación, todo el partido, en especial los presidentes autonómicos y cargos provinciales, están expectantes sobre qué pasos anuncia Casado tras esa reunión con su núcleo duro, en un momento en que su liderazgo empieza a estar cuestionado y son cada vez más las voces que defienden la convocatoria de un congreso extraordinario. La reunión de Casado con su equipo está prevista a las 11:00 en la sede del PP. Forman parte de ese órgano, el secretario general, Teodoro García Egea; el portavoz nacional y alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; los vicesecretarios del partido: Ana Beltrán, Pablo Montesinos, Ana Pastor, Antonio González Terol, Jaime de Olano y Elvira Rodríguez; y los portavoces parlamentarios Cuca Gamarra, Javier Maroto y Dolors Montserrat; así como los presidentes del Comité Electoral y del Comité de Derechos y Garantías.

Los barones y dirigentes del partido se mantienen en silencio, salvo el presidente del PP de la Región de Murcia y jefe del Ejecutivo autonómico, Fernando López Miras, quien defendió a García Egea y aseguró que no debe dimitir, ya que ha hecho un buen trabajo rearmando al partido. Subrayó que Casado es el único presidente y alternativa de Gobierno. En Andalucía, el PP insiste en no pronunciarse sobre una eventual apuesta por el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo como sustituto de Casado ni tampoco en sumarse a una posible petición de dimisión de Teodoro García Egea.

Quien sí habló fue el PSOE que, por boca de su secretario de Organización, Santos Cerdán, exhortó a Casado y a Feijóo a "denunciar" la corrupción y no a llegar a pactos de silencio. "La corrupción no se pacta, se denuncia", aseguró. También la portavoz de Más Madrid en la Asamblea regional, Mónica García, criticó la decisión de Casado de cerrar el expediente informativo abierto a Díaz Ayuso para intentar atajar la crisis pese a que la presidenta de Madrid "ha vuelto a mentir y se ha escondido detrás de un comunicado que solo era inconcluso e inconexo".

LAS hostilidades -o mejor, las "hostialidades", como decía Jesús Polanco en la cruda Guerra del Fútbol- estallaron el jueves de fuego. Un tuit del director de Diario de Teruel, Chema López Juderías, retrató el sentimiento de conmoción: "La guerra de esta semana no era donde creíamos que sería". Aznar valoró los riesgos: "La situación de Ucrania es ahora mismo mejor que la del PP, porque allí no hay armamento nuclear".

Lo sucedido es inaudito. La militancia popular está desolada, cuando no indignada. Hasta la izquierda, de tradición cainita acreditada, se inquieta con esta guerra fratricida porque nadie sabe cómo terminará, ni cómo será digerida en las urnas. Uno de los dos partidos fundamentales de la Transición arde y los bomberos no saben por donde atajar el fuego. Si el PP cae en la irrelevancia, el sistema se desestabilizará y cualquier hipótesis no debe ser excluida, incluso que la ultraderechista Vox sea primera fuerza, en competición con el PSOE. Construir una democracia cuesta décadas; ponerla en riesgo solo unos meses.

El Partido Socialista ya vivió el episodio dramático de derrocar al secretario general Pedro Sánchez en una sesión bochornosa. Se atribuye a Susana Díaz aquel día, cuando se negociaban posibles salidas en Ferraz, una frase tremenda: "Lo quiero muerto hoy". Fue la representación aproximada del guión que había novelado antes nuestro admirado Manuel Vázquez Montalbán en Asesinato en el Comité Central. Solo que en este caso el muerto político resucitó y hoy preside el Gobierno. El Partido Popular también vivió angustias, antes del Congreso de Valencia, con Rajoy hostigado por Esperanza Aguirre, mentora de Isabel Díaz Ayuso. "Ganará Rajoy porque es muy resistente y además de Pontevedra", escribimos entonces al ver que se confundía Madrid con España. Salías a Segovia y estaban en otras cosas. Vas esta semana a Valencia y cuatrocientas personas están hablando de soluciones a la despoblación en un Congreso organizado por la Diputación Provincial. En Galicia se llora a los náufragos del Pitanxo. En los cuarteles viven pendientes de Ucrania porque Biden reafirma que Putin ya ha decidido atacar ese país. Pero en el Madrid político y en los medios sigue todo dividido entre Pablo e Isabel, entre Génova y Sol, entre la Comunidad y el Ayuntamiento. Pero, cuidado, esta vez hay una diferencia fundamental con aquello: Ayuso se pasea por España (al menos por Castilla) y la aclaman, mientras que Casado, de momento, en esta crisis, solo ha cosechado un clamoroso silencio, salvo el apoyo del presidente de Murcia.

El parte de guerra hoy es rotundo: van todos a por todo. Casado lanzó el viernes el misil nuclear del que hablaba Aznar: "La cuestión es si el 1 de abril de 2020, cuando morían 700 personas al día, se puede contratar a un hermano para vender mascarillas. No es ejemplar". Ayuso, muy afectada, lo negó en una radio. Pero los medios en general la apoyan. "Que cada medio publique los contratos publicitarios suscritos con la Comunidad de Madrid y sabremos quién defiende a quien y por qué", desafía la periodista Esther Palomera.

El líder gallego Alberto Núñez Feijóo es el jefe de bomberos, la autoridad moral. O pactan ya, o un Congreso extraordinario que pueda entronizar a un Casado muy debilitado, a una Ayuso erosionada... o a un Núñez Feijóo que en su día Rajoy no apoyó como sucesor natural -sólo él sabe porqué- y ahora lo reclaman las circunstancias. Todo abierto, todo en llamas y Teodoro García Egea en capilla.

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