Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

T ENER que buscarse las habichuelas en otro país dice mucho de la persona que lo hace y muy poco del país que le fuerza a irse. Si España fuera una especie de marca corporativa, su imagen estaría por los suelos. Los países vecinos vendrían a pensar, poco más o menos es lo que piensan, qué está haciendo esta gente que es incapaz de que los suyos, simplemente, puedan tener pan en sus mesas. Emigrar supone perder raíces con el paso de los años. Ya podemos tener las conexiones más amplias a Internet, los teléfonos más caros, que el contacto, el roce diario, no lo suple nada. Recuerdo siempre a unos vecinos de la calle Ronda del Pino. Los padres venían desde Francia con su troupe de niños. Los mayores aún hablaban español. Vinieron muchísimos veranos y nos lo pasábamos bomba jugando. Fueron creciendo. Poco a poco los mayores dejaron de venir. Uno tras otro. Un día la casa apareció con el cartel de 'se vende'. Creo que fue el primero que vimos en el barrio. Nunca más supimos de ellos. Esa es la pena. El futuro estaba en otro país.

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