Análisis

ANTONIO morillo crespo

La violación de las gallinas

Una cosa es cuidar la naturaleza, en lo que todos coincidimos, y otra cosa es pasarse

Eso de que en el punto medio está la virtud es un viejo adagio que cada día tiene más razón. Resulta que unas veganas o ecologistas de pro han pedido que no comamos huevos porque "son producto de la violación de las gallinas por los gallos". Y antes de criticar hay que estudiar lo que puede ser verdadero. Y estudiándolo he llegado a la conclusión de que puede ser verdad. ¡Pobres gallinas que todos los días en todo el orbe son violadas por los chulos de los gallos! Mucho kiriki, pero son unos auténticos violadores que solo merecen la cárcel. Es que una pobre gallina está en su corral tan tranquila cacareando y comiendo gusanillos (que eso es otra) y viene el chulo del gallo y ¡zas! se le monta encima y la viola. Y lo peor es que como son gallinas no tienen el teléfono de emergencia para que llamen y le auxilien. Y de resultas el gallo se va tan tranquilo a buscar otra gallina. Aunque tampoco debe ser tan grave, puesto que la gallina al poner el huevo cacarea gozosa a todo pulmón.

Mas la cosa no para ahí. ¿Y las terneras, las vacas, las ovejas, las cabras…? Todas ellas están a merced de los toros, novillos, machos cabríos o carneros. Llega un toro, incluso un eral que ya está en la pubertad y buscando una ternera se le acerca, la gatusea con el hocico y la monta así como así y la viola. Y la pobre ternera se queda preñada y al cabo de unos meses pare un ternero para que los hombres coman carne. Esto hay que pararlo. No hay derecho. Por eso además el ilustre y nunca bien ponderado vicepresidente don Pablo Iglesias ha declarado solemnemente que no se coma carne los lunes (sic). ¡Que hombre más inteligente y qué sabio! ¡Y que Dios nos lo conserve muchos años de vice! ¿Qué sería de nosotros sin su presencia política? Con razón decía Perico el Mulo (un sabio de mi pueblo) que "el que es tonto a los veinte, a lo más que puede llegar a los treinta es a tontísimo".

Al oír tan semejante sandez, me acordé de Alférez, un pobre hombre del campo que todos los días iba por los arcenes de la carreteras segando la hierba para dar de comer a sus pocas vacas y así poder mantener a sus hijos.

No se puede exagerar, queridos ecologistas y veganos. Una cosa es cuidar la naturaleza, en lo que todos estamos de acuerdo, y otra es pasarse. Mirad lo de los mosquitos. Varios años sin fumigar las plantaciones de arroz, porque los ecologistas decían que era maltratar la naturaleza (y también el escaqueo de los dueños, que todo hay que decirlo) y mira el resultado. Muertos y muertos por la transmisión de enfermedades, el virus del Nilo y la leishmaniosis de los perros (por ahora) por culpa de los dichosos mosquitos.

P/D. Hoy no hablo de quien ustedes saben, porque no tiene nada que ver con las gallinas. Solo que ojalá se confiese y devuelva lo que no es suyo.

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