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La Crestería

Manuel Sotelino

Amargura de elegancia

El pasado viernes tuve la oportunidad de acudir a una interesante conferencia que ofreció el arquitecto José Carlos Galán sobre la historia de la plaza de Jerez desde un punto de vista arquitectónico. Durante la conferencia estuve muy atento al exhaustivo estudio que está haciendo Galán del coso jerezano. Tras la disertación, en esa copa posterior que nunca falta, estuve hablando con gente del toro de Jerez y con algunos cofrades de la Amargura que quisieron acompañar al arquitecto, cofrade hasta las ‘cachas’ de la cofradía de Los Descalzos.

Por tanto, la agradable velada estuvo centrada durante un rato sobre esa elegante hermandad que acude a la Catedral jerezana cada Miércoles Santo. No sería lo mismo esta jornada grande sin la presencia de la cofradía de los capirotes chatos. Rumbo y elegancia por la calle Naranjas y altos vuelos cofradieros cuando vuelve por Corredera y se acerca a las Angustias.

Cuando aparece ese palio se paran los tiempos y se templa la hermosura

La cofradía de la Amargura no es solamente galanura a su paso, sino que también es la acaricia de terciopelo azul cuando el misterio avanza bajo la bizarría de sus costaleros (pocos pasos dan tantos cosquis como el del Señor flagelado). Y cuando aparece ese palio se paran los tiempos y se templa la hermosura. La Virgen de la Amargura con su rostro de nácar abarca todo. Incluso el amplio ancho de la delantera de sus andas. Cosa distinta. Sin la Virgen de la Amargura el Miércoles Santo de Jerez no tendría sentido.

Por eso, el otro día, la charla de José Carlos Galán, fue para mí una velada dedicada a la hermandad de la calle Medina. Quintaesencia del buen gusto cuando los rayos del sol se mitigan y los jazmines destellan los mejores olores ante el paso de la Señora. Cosa distinta.

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