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Santiago Cordero
Cambio climático
Desde la Castellana
HACE ya varias semanas que vengo siguiendo a esta encantadora señora, por informaciones y entrevistas publicadas en varios medios. Su imagen es la de una dama de mediana edad –creo que ahora tiene 53 años, porque nació en 1959--, bastante guapetona y de muy buen ver, si se me permite esta respetuosa observación, que hace cercano al personaje que promete ser la alcaldesa de París a partir del año que viene. Nada tiene de particular esta descripción si no fuera porque Ana María Hidalgo, Anne para los franceses, nació en San Fernando.
Y eso siempre supone cierta cercanía al personaje. Pues Anne María Hidalgo, gaditana de pura cepa, cuenta en las entrevistas que con dos años, en 1961, sus padres emigraron desde San Fernando a París y allí realizó su vida y ya se hizo francesa, como lo son su marido y los tres hijos que tiene. Estudió Derecho, se hizo inspectora de Trabajo y pronto entró en las filas del Partido Socialista francés, que hoy domina Hollande. Y así, poquito a poco y a fuerza de trabajo y dedicación, ha llegado a ser la candidata de los socialistas a la alcaldía de París, que no es precisamente cualquier ciudad, sino una de las más importantes del mundo.
Cuenta la señora Hidalgo, que conserva su apellido español, que Francia le dio las oportunidades que en España no tuvo. Al parecer, su padre, gaditano cercano a la Venta de Vargas, había sido marinero mercante y un poco cansado de andar por los mares de Dios, acabó trabajando en Astilleros Españoles. “Una vida muy dura”, dice Ana María, y por eso se fue a Francia. Quiero pensar que si en los años sesenta resultaba dura la vida trabajando en Astilleros, no creo que fuera mucho más blanda esa vida trabajando en los suburbios parisinos. Eso sí, lleva razón la Hidalgo, ganaría más dinero que en la España de entonces y, como socialista, la vida intelectual le sería más cómoda que en el cerrado mundo franquista de la época. Los textos periodísticos hacen hincapié en cierto posicionamiento antifranquista de la aspirante a alcaldesa de la Ciudad de las Luces, pero no hay que olvidar que se fue a París cuando tenía dos años y no tuvo que sufrir ni experimentar la estrechez de la mentalidad franquista, por mucho que regresara a San Fernando en cortas vacaciones. Es como si los miles de jóvenes españoles que pululan hoy por todo el mundo, ganándose la vida con honestidad, le echaran la culpa el día de mañana a la España de Zapatero o de Rajoy, como si estos fueran los culpables absolutos de la crisis económica que vive nuestro país. La situación era mala, para todos, y debió influenciar en la emigración de su padre la opresión franquista, no lo dudo, pero no creo que en la educación de la señora Hidalgo tuviera un lugar preeminente la consideración de ser ‘antifranquista’.
Parece que le van a dar un homenaje en San Fernando. Me alegro de esta reivindicación localista. Pero deberían apuntarse a este acto tanto Teófila Martínez como María José García- Pelayo, alcaldesas de Cádiz y Jerez, y estrechar lazos con la futura alcaldesa de París. Comprobaría la Hidalgo cómo la evolución democrática también ha llegado a nuestro país y más en concreto a las dos ciudades más importantes de la tierra que le vio nacer. Lo que un día fue plataforma de salida hoy debe ser tierra de acogida para la alcaldesa de la ciudad más importante de Europa. Mucho nos alegramos de que lleve en la sangre la sal, el aire y el sol de las salinas.
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