La ciudad y los días
Carlos Colón
Ministra fan, oposición Bartolo
La ciudad y los días
Astrud Gilberto, la cantante que siempre parece cantar solo para ti, como si te susurrara al oído con su media voz de terciopelo, fue el resultado de la confluencia de dos caminos emprendidos por dos grandes músicos separados por miles de kilómetros.
En Brasil Vinicius de Moraes, Antonio Carlos Jobim y Joao Gilberto, buscando fundir la música brasileña y el jazz, crearon en 1958 el álbum Cançao do Amor Demais, punto de despegue de la bossa nova, para la excepcional cantante Elizeth Cardoso, A Divina (si no la conocen, recupérenla: es una grande entre las grandes). En 1959 Joao Gilberto se casó con la jovencísima Astrud Evangelina Weinert, que tomó el apellido de su marido.
En Estados Unidos el saxofonista Stan Getz regresaba en 1961 de una larga estancia en Dinamarca encontrando un cambiado panorama musical en el que no parecía haber sitio para él. Relanzó su carrera ese año con el álbum Focus, compuesto y orquestado por el genial Eddie Sauter, y sobre todo en 1962 con Jazz Samba interpretando la nueva música brasileña con el guitarrista Charlie Byrd, incluyendo temas de Antonio Carlos Jobim como Desafinado.
Los dos caminos de Gilberto y Getz confluyeron el 18 y el 19 de marzo de 1963 cuando ambos y Antonio Carlos Jobim se reunieron en Nueva York para grabar Getz/Gilberto. Astrud, que jamás había cantado profesionalmente, fue invitada a interpretar la parte en inglés de La garota de Ipanema de Jobim y Vinicius de Moraes, para este álbum titulada The Girl from Ipanema, cuya letra original portuguesa interpretaba su marido. No figuró en los créditos de la primera edición del disco, pero su breve participación la convirtió en la reina de la bossa nova. Inició una gira de conciertos con el cuarteto de Getz y en 1964 grabó The Astrud Gilberto Album, acompañada por Antonio Carlos Jobim. Lo demás es historia. En la que se incluye, además de sus éxitos Agua de beber, Berimbau, Felicidade o The Shadow of Your Smile, su participación en la revolucionaria banda sonora de Llamada para un muerto (Lumet, 1967), compuesta por Quincy Jones en desconcertante clave bossa nova, tratándose de un sombrío thriller, cantando la extraordinaria Who Needs Forever? que concentra –por contraste con la acariciadora voz de Astrud– toda la melancólica amargura de esta gran película. Que la tierra le sea tan leve como fue su dulce voz.
También te puede interesar
La ciudad y los días
Carlos Colón
Ministra fan, oposición Bartolo
Confabulario
Manuel Gregorio González
Lo mollar
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Israel, la guerra permanente
En tránsito
Eduardo Jordá
Chihuahuas contra rottweilers
Lo último