Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
ESTA localidad de la Comunidad de Madrid, cercana y vecina de Alcalá de Henares, con sus casi 100.000 habitantes, se ha convertido en uno de los temas estelares de las noticias recientes como consecuencia de unos sucios asuntos en los que están involucrados, presuntamente, miembros de las fuerzas de la Policía Local de aquél municipio.
Se habla de una trama de corrupción y extorsión a la que se inculpa de innumerables delitos que constituyen una lista espeluznante de agravios tales como prevaricación, cohecho, amenazas, abusos contra la integridad moral, lesiones y un largo etcétera que llegan a convertir las calles de Coslada en una simbólica versión actualizada y moderna de aquél Chicago americano que tantas veces hemos visto en las películas de tramas policiales vinculadas a turbias maniobras de prepotencia y atropellos.
Cuentan las noticias que empezaron estos desmanes en el año 1986 y desde entonces todos los partidos políticos han gobernado en el Ayuntamiento, en convivencia con el llamado sheriff del grupo. Durante todo éste tiempo se han producido los delitos apuntados que son ahora, tardíamente, denunciados por los habitantes de Coslada. Se acuerdan algunos de que desde hace años vienen pagando impuestos revolucionarios para tener paz en sus negocios, otros acusan a componentes de la Policia Local de abusos sexuales con inmigrantes sin papeles, también se dice que han existido toda clase de chantajes y sobornos para comprar y forzar voluntades. El colmo es que algunos empresarios están acusados de pagar a la trama para que extorsionara a sus competidores. En definitiva, una vergüenza y unos escándalos que no se merecen los ciudadanos de aquél municipio madrileño.
La prensa nacional se viene ocupando con profusión de éste tema y por ello no consideramos necesario entrar en más detalles pero sí queremos apuntar una pequeña reflexión sobre el silencio y la pasividad que han tenido sobre éste tema los vecinos de Coslada.
¿Han probado ustedes alguna vez a tratar de tramitar una denuncia sencilla y simple por algo que afecta a la convivencia ciudadana? Por ejemplo: exceso de riego en terrazas y balcones, ruidos molestos por el botellón, aparcamiento indebido en la puerta de un garaje privado. ¿Han tenido la sensación de ser escuchados y comprendidos por la persona que al otro lado del teléfono ha recogido la queja? ¿Han obtenido el resultado positivo que sería lógico y legal? Tenemos experiencias y anécdotas que demuestran que no se consigue nada y al tercer intento se desiste. Nadie quiere problemas burocráticos. Poca gente se toma en serio lo de plantear descontentos razonables y bien fundados porque se considera que el ciudadano medio y normal vive en constante indefensión. Así y todo, éstas pasivas actitudes de los ciudadanos no justifican otros silencios y complicidades más graves de los que mandan.
Volviendo a Coslada, los partidos políticos representados en el Ayuntamiento se encaran entre ellos en defensa de unos y otros, practicando la vergonzante táctica de sálvese quien pueda. Entre gritos e insultos, el PSOE el PP se responsabilizan de no haber atajado la corrupción dentro de la Policía Local. Incluso el Concejal de Seguridad, aparente Jefe directo de los responsables de la trama, afirma sentirse honrado de serlo. Menos mal que otro edil, más valiente y sincero, hizo autocrítica y llegó a decir que Coslada se merece mejores políticos.
Y por último, la pregunta del millón: ¿Pasará lo mismo que en Coslada en otros municipios de España?
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