J. M. Marqués Perales

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A Espadas casi lo terminan echando

Se lo han dicho en el Parlamento, la despedida de Juan Espadas de Sevilla está durando más que la de 'Arrayán'

A Juan Espadas nadie le toca las fechas que él ordena de modo secreto y soberano y, si alguien las revelase, el alcalde de Sevilla cambiaría el calendario para que sus decisiones siguiesen envueltas en un velo de misterio. En mi hoja de ruta mando yo, clama el regidor. Y, de este modo, poco a poco, lento pero inexorable, ha llegado al ridículo. Presumía de que él no se iba a ir corriendo de su Ayuntamiento, y casi lo han echado.

En Ferraz, en el Congreso y en el Senado comienzan a preguntarse qué tipo es éste que hemos alzado hasta la secretaría general del PSOE de Andalucía y que no se despega de su Alcaldía, como Heidi de sus montañas, que aún no ha comenzado una campaña electoral en las que ya están situados sus contrincantes y que manda más bien poco. Este diario publicó el domingo pasado que Espadas prometería su cargo de senador el día 21 de diciembre, por lo que antes, el 20, este mismo lunes, debería dejar la Alcaldía de Sevilla. En mis fechas mando yo, clamó. El todavía alcalde ordenó parar lo que era obvio y se inventó eso de que debía permanecer en el Ayuntamiento de Sevilla para preparar, entre otros delicadísimos asuntos, la Cabalgata de Reyes Magos. Espadas estaría al frente hasta el 7 de enero.

Pero el alcalde, cuya despedida dura más que la de Arrayán, como le espetaron en el Parlamento, debe dimitir mañana porque no puede ser alcalde y senador a la vez. Así que algunos de los supuestos desasistidos que él deja en el Ayuntamiento, los que son incapaces de montar el dispositivo de la cabalgata, tendrán que hacerse cargo estas semanas de la estratégica agenda hispalense.

Su secretario de Organización en el PSOE, Noel López, también sigue siendo el alcalde de Maracena. López quiere dejar Granada e instalarse en Sevilla, por lo que esperaba que se le abriese un hueco en el Senado, pero Marisa Bustinduy se niega a entregar el acta. No hace caso a Espadas, quizás a la otra senadora, a Susana Díaz, sí le tiene mayor respeto y una lealtad particular. Hay quien no da crédito del poco manda del nuevo secretario general.

Espadas ha sido consejero del Gobierno andaluz, pero aún no ha interiorizado la complejidad de una comunidad autónoma de ocho millones de habitantes ni la de un partido que no sólo es el vehículo para conseguir la Junta. Es candidato, pero también el líder de una formación que se presenta a las municipales y a las generales, que es básica para que Pedro Sánchez siga gobernando en Moncloa. Pero Juan no está en eso, estaba en la cabalgata de Reyes de la ciudad de Sevilla.

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