EN tiempos de cierres de clínicas abortistas, del aumento de consumo semanal de la pastilla del día después, y de embarazos no deseados, el crecimiento vegetativo estadístico en Jerez sigue en aumento. Nacen más bebes que personas fallecen. Más de mil doscientas personas por año.

De toda la provincia, Jerez ostenta el crecimiento poblacional mayor. Es un hecho significativo, pero también importante. Una ciudad que crece está más viva, demanda servicios y demanda respuestas. En comparación con otras, el dinamismo es mayor, y en consecuencia los problemas también. Además, con la particularidad de ser de las más extensas de España, donde las diferencias entre los que viven en el núcleo urbano y en las zonas rurales siguen presentes, y con dos grandes grupos de población: los jóvenes y los ancianos. De los agravantes mejor no hablar.

El número de partos, vaginales o por cesárea, es algo más que un número. No es tan sencillo como abrir un pequeño forúnculo en el pubis. Se trata de traer una nueva vida al mundo y a la vez un nuevo ciudadano. El futuro que les espera es, al menos, incierto. Seguro que en el proyecto y en la planificación del Jerez del año 2050 se ven diferencias cuando se es padre o madre. Más si además se tienen puestos de gestión y decisión municipal o autonómica. Porque ese Jerez se está construyendo también ahora, con cada decisión y con cada proyecto, haciendo funcionar el presente y teniendo la capacidad, si se tiene mentalidad creativa, de diseñar el futuro de la vida de los que hoy cursan Infantil y Primaria. Todos tenemos la responsabilidad como padres, como madres, como políticos, o como profesionales de algún aspecto de nuestro entorno y nunca estaría de más pensar en los hijos o en los nietos cada vez que tomemos decisiones en algún ámbito.

Seguro que hoy está naciendo en nuestro hospital o en alguna clínica privada la personita que dentro de cuarenta años será alcaldesa o concejal. Por qué no ofrecerle lo mejor desde ya.