El Periscopio

León Lasa

Fútbol y territorialidad (II)

Cada vez se oye con más frecuencia que la Liga es casi la única costura en común que le queda a este país

Hagamos el experimento. Abramos un mapa de España y punteemos aquellas localidades que cuentan con un equipo de fútbol de Primera División. Imaginemos que destellan una lucecita en la oscuridad. Observaremos que la mayor parte del mapa ­salvo la línea que dibuja el contorno exterior y un núcleo central, está a oscuras­. No hay fútbol de élite en el interior del país, un vacío absoluto, futbolísticamente ­y es una referencia válida para otros paramentos­ no hay nada. En la costa, Málaga, Almería, Elche, Valencia, Levante, Villarreal, Barcelona, Español, Real Sociedad, Athletic (no decir nunca el "Bilbao": gran anatema para "los hombres de fútbol"), Celta, y Dépor. A menos de cien kilómetros del mar quedan el Sevilla, Granada y Eibar. Y en el gran hub madrileño tenemos al Madrid, Atlético, Rayo y Getafe. Solamente el Córdoba, con un ascenso milagroso, rompe la regla. Ni Extremadura, ni las dos Castillas, ni Aragón, ni Navarra tiene representación alguna en la Liga. ¿Casualidad? A buen seguro que no. La actividad económica, la población, el turismo ­ese maná tan nuestro­ tiende a concentrarse precisamente en las áreas definidas por el mapa de la Liga. El resto es un páramo yermo y silencioso. Y no parece que las cosas vayan a cambiar a medio plazo. Equipos históricos del interior de continua presencia en la Primera División no pasan por sus mejores momentos o sencillamente han desaparecido: Salamanca, Burgos, Logroñes, ZaraNo está de más preguntarse qué sería del Barça en una Cataluña independiente goza, Valladolid, Osasuna, incluso el Albacete. Aun con esas deficiencias, por así decir, cada vez se oye con más frecuencia que la Liga es la única costura ­imperfecta pero hasta ahora suficiente­ en común que le queda a este país en el que no nos cansamos de resaltar y azuzar las diferencias que pueda haber entre unos y otros. Es un argumento manido, lo sé, pero ahora que se acercan fechas claves como la de la hipotética consulta del 9 de noviembre, no está de más preguntarse qué sería del Barcelona FC en una imaginada Cataluña independiente (y del Real Madrid, dicho sea de paso). A buen seguro, y aunque no tengan los bemoles necesarios para expresarlo, sus dirigentes rezan a diario a la Moreneta para que el envite soberanista se quede en un órdago a lo grande y no destroce un negocio tan suculento. En Bilbao y San Sebastián ­después de ver de cerca el abismo secesionista, y aunque siempre quede soñar con fantasías bucólicas­ ni se lo plantean. Aunque ahora contarían con un recién ascendido Eibar ­hay que quitarse el sombrero no solamente por el ascenso sino por haber logrado mediante suscripción popular casi dos millones de euros-- para acariciar quimeras. Mientras haya Liga, habrá España.

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