DESVIRTUADA la Eurocopa por los prematuros devaneos de Inglaterra y España, hoy nos llega un choque de cuartos que es como el retrato robot de la situación. Esta noche en Saint Denis se da un duelo que bien podría parecerse al que sostuvo David con Goliath, pero que, visto lo visto, mucho me guardaría de pronosticarlo con un mínimo de seguridad. Y es que en este torneo se está mostrando claramente cómo se igualó todo.

La otra noche en Niza resultó emotivo ver cómo un David tan contrastado como Islandia derrotaba a los inventores con todo merecimiento. Aunque Inglaterra, como en cierto modo la actual Brasil, goza de mucho más cartel del que debiera, la victoria de Islandia supo a maracanazoen toda regla. Pero la sensación de grupo compacto que mostró la tropa vikinga da pie a creer que esta noche puede haber más igualdad de la que se presume en un Francia-Islandia... y en París.

Por lo pronto, Gales ya está en semifinales tras derrotar con mérito y brillo al equipo que, aunque a rachas, más calidad individual ha mostrado en esta Eurocopa. Nadie lo hubiera pensado por mucho Gareth Bale que la encabece y eso da pie a creer que esta noche puede sufrir Francia para evitar lo que sería una catástrofe nacional a los sones de la Marsellesa, no llegar ni siquiera a semifinales de esta Eurocopa que ella organiza; una catástrofe indudable para el pueblo galo.

Lo de la otra noche en el corazón de la Costa Azul fue muy hermoso. Resultó ser una pelea entre bloques en la que se vio que el que salía como víctima estaba sincronizado y el otro adolecía de pegamento. Y como siempre que en el campo pleitean equipos que te dan igual, la victoria del inferior fue muy celebraba por los que no torcemos por ninguno de los dos. La lección de Islandia fue una hermosura de las que te unen al fútbol, por eso si hoy suena la flauta en París...