Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
CHARLOTTE Bacon, Daniel Barden, Olivia Engel, Josephine Gay, Dylan Hockley, Madeleinte Hsu, Catherine Hubbard, Chase Kowalski, Jesse Lewis, Ana M. Márquez-Greene, James Mattioli, Grace McDonnell, Emilie Parker, Jack Pinto, Noah Pozner, Caroline Previdi, Jessica Rekos, Avielle Richman, Benjamin Wheeler, Allison Waytt. Unos tenían los seis años que ahora tiene mi hijo Paco. Otros, los siete que tendrá cuando el año que viene, si Dios quiere, le escriba la carta a los Reyes Magos. Ayer se reanudó el curso escolar en el colegio Sandy Hook de Newtown, en Connecticut. Y faltaron los veinte niños asesinados a balazos por un demonio casi adolescente.
En ese colegio murieron más niños que en las Torres Gemelas. Dicen que cuando se muere una persona mayor es como si se incendiara una biblioteca. Qué podemos decir de esta poda de tantos futuros inéditos. Cuántas ilusiones escritas en cada uno de esos apellidos, esa torre de Babel que habla en la fonética de aventuras latinas, orientales, eslavas, germanas de sus antecesores, que labraron un país pluricultural envidiable en muchas cosas pero temible en otras, donde sus mayores parecen acallar los temores del planeta firmando una tregua que evite el abismo fiscal, palabras que escribo sin saber realmente lo que significan ni tener ahora mismo el menor interés por saberlo.
En Estados Unidos creo que no celebran la festividad de los Reyes Magos, pero hago extensiva para esa veintena de angelitos la carta que mi hijo, su colega transoceánico, le dejó al paje real. Dice así: "Inicio queridos reyes magos estas navidades e sido muy bueno y estas navidades quiero los cuatro aviones de Imaginext y el juego de super Mario 3 tranquilos reyes magos os tenemos las vevidas y las de los camellos y por si quereis comida mi mamá es muy buena cocinera os quiero mucho Paco Fin". Si alguien no cree en los Reyes Magos, aquí tiene la comprobación empírica de su error. En ese país no tienen Reyes, pero se les coló un herodes revenío.
La muerte chirría cuando se trata de niños. Se me dirá que miramos para otro lado cuando la muerte por hambruna se hace sorda, cotidiana, rutinaria y se ceba con esos niños que, fantástica campaña, no cumplen años sino días. Pero los veinte alumnos de Sandy Hook no tienen la culpa de un mundo hecho por sus mayores. Antes de que conocieran el mal, el mal los visitó y apagó las velas de su inocencia.
También te puede interesar
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
Jerez Íntimo
Marco Antonio Velo
Jerez, 1963: Jerónimo Albuín, Beltrán Domecq, Javier López de Carrizosa y Agustín García-Mier
La ciudad y los días
Carlos Colón
La UE y el aborto: sin conciencia
El mundo de ayer
Rafael Castaño
Gustavo Faverón no existe
Lo último