Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Ángel Nieto y  Kevin Schwantz, dos leyendas del Mundial de  motociclismo, firmando autógrafos a los aficionados.

Ángel Nieto y Kevin Schwantz, dos leyendas del Mundial de motociclismo, firmando autógrafos a los aficionados. / Manuel Aranda

LA historia es algo muy serio, sagrado. Cuando se escribe de ella, hay que ser rigurosos y objetivos, no valen fanatismos o juicios interesados, debemos ser siempre justos y ponderados. Esa fórmula de tratamiento incluye también, cómo no, al Circuito de Jerez, que ha escrito, con hechos verídicos y contrastados, muchas páginas gloriosas en los 30 años de existencia que atesora.

Sus tres décadas de 'vida acelerada' son palabras mayores y, cada nueva competición que en él se dispute, debe ser analizada con criterios objetivos. Sólo así se avanza, sólo así se progresa adecuadamente. Por ello, al valorar la Carrera de Leyendas que se ha celebrado este fin de semana en el trazado andaluz, resulta obligado realizar una crítica constructiva.

El acontecimiento, organizado por la empresa inglesa 'Goose', se ofrecía excepcional y antológico, como una demostración de solera y prestigio. Reunía a figuras legendarias del motociclismo, que sumaban 36 títulos mundiales, 324 victorias y 765 podios en grandes premios; lo nunca visto. Una magnifica idea que, tal vez, no ha sido bien ejecutada.

Es justo reconocer el éxito que ha sido reunir a Nieto, Gardner, Schwantz, Garriga, Aspar, Cardús, Spencer y otros 'monstruos sagrados' de este deporte, con su lógico magnetismo y poder de convocatoria. Pero, honestamente, el histórico evento evidenció problemas de juventud. O dicho de otra forma, una organización regular con fallos de planteamiento, algo nada achacable al siempre eficiente personal del circuito, que alquiló las instalaciones para tal fin. Y hace bien...

"Correr de nuevo aquí, ha sido un regalo. Deberíamos pagar por ello", coincidían al afirmar pilotos míticos como Champi Herreros y Herri Torrontegui, que ayer, entre vítores, volvieron a subir al podíum de Jerez. Quienes sí pagaron por este plantel de legendarias figuras fueron los mil o dos mi aficionados que soportaron altísimas temperaturas para ver de nuevo a sus ídolos en acción, sin que se les habilitase una zona a la sombra para conseguir un autógrafo, tras horas en fila india bajo un sol de justicia.

La mayoría de los campeones presentes en la pista jerezana, no traían consigo las motos que les hicieron leyendas. Un error y oportunidad desaprovechada por las marcas. Aún así, la afición demostró su pasión y cultura motociclista, pagó religiosamente. Otros, como Sebastian Chamorro, un fan 'legendario' y anónimo de Jerez, tuvo que quedarse en casa. "Si hubieran puesto la entrada a 15 o 20 euros, hubieran ido más de 10.000 aficionados, seguro. Pero cualquiera le dice a mi mujer que necesito 60 u 80 euros -casi como en el Mundial- para hacerme fotos con mis ídolos", explica apenado Sebastian, asegurando que "desde el 87, que se disputó aquí el primer Gran Premio, no he faltado a ninguna prueba. Tengo entradas de todas las carreras a las que he asistido y, muy a mi pesar, me va a faltar ésta. Como yo, hay muchos cientos de fieles a la moto que nos hemos quedado en casa, las redes sociales echan humo hablando de ello".

Ojalá se repita el evento, porque merece la pena y una capital mundial de la moto como Jerez debe permitírselo, pero no a cualquier precio, ni devaluando la ejemplar historia, ¿oído cocina?

(*) Jesús Benítez es periodista y escritor. Fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.

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