Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

El Xerez y sus circunstancias

El 'pupas' del Sur

UNO de los temas habituales y más recurrentes cuando converso con determinados amigos es el de nuestro Xerez y sus circunstancias. La mayor parte de las veces sus tristes circunstancias, porque si el Atlético de Madrid se autoproclamó durante años el 'pupas', lo de nuestro Xerez históricamente ha sido infinitamente más lamentable. Ya empezamos con mala pata en el 47 del pasado siglo, cuando el régimen franquista a través del ministro de Deportes, el general Moscardó, nos invalidó el ascenso a Tercera en favor del España de Tánger, que había quedado por debajo nuestro debido, según rezaba el comunicado oficial del ministro, por "un alto interés nacional".

Siguiendo la analogía del 'pupas' nos preguntábamos, mis amigos y yo hace unos días ¿por qué somos del Xerez? La respuesta no exige sesudas reflexiones. Hace unos días en una de esas guerras dialécticas ente Del Nido padre y Del Nido hijo, el progenitor le espetó a su vástago "yo te he hecho sevillista, si fuera del Indautxu serías del Indautxu". Todos llegamos a la conclusión de que somos del Xerez por esa conexión espiritual y emocional con nuestros padres que fueron quienes nos enseñaron a amar a nuestro club.

Alegrías lo que se dicen alegrías, el Xerez nos ha dado pocas, que digo pocas, poquísimas, pero cuanto disfrutamos por ejemplo aquel día en Domecq con el gol de Poyatos al Ceuta. Mientras lo recordábamos el otro día se nos ponía la piel de gallina. Como esa unas cuantas más y pare usted de contar. En esa conversación salió otra de dichas contadas celebraciones del Xerez que no podía faltar por su trascendencia histórica, el día del ascenso a Primera División. Cada cual se explayó con su intrahistoria personal e inolvidable. Que si ese día almorcé con no se quién, que si después del partido fui con fulanito y lo celebramos en tal sitio, que si yo lo vi desde el Fondo y llevaba puesta la camiseta de tal jugador. Pero todos nos emocionábamos al recordar aquel partido en el que 'alcanzamos la gloria', como rezaba una pancarta en Chapín aquella tarde, al ganar por 2 a 1 al Huesca.

De ese día, les conté a mis amigos, que la imagen o el momento que tengo grabado a fuego en mi corazón es que cuando miraba a un lado estaba mi padre y si miraba al otro estaba mi hijo. Eso es lo único que daba sentido y explicación para estar allí. Salvo estas escasas ocasiones, el resto del tiempo lo hemos pasado entre aburrimientos y decepciones. A pesar de ello, varias décadas después de cuando iba de la mano de mi padre a Domecq en pantalones cortos, sigue saliendo en las conversaciones con mi amigos de manera recurrente y habitual el tema del Xerez y sus circunstancias. Cuando contamos batallitas de nuestro Xerez, aunque sean las del 'pupas' del Sur, terminamos pasando un rato muy agradable y sinceramente a estas altura del partido lo importante es disfrutar del momento. ¡Por cierto, este año nuestro Xerez nos va a dar otra pequeña alegría que poder contar, salvo que emitan otra orden ministerial!

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