CATAVINO DE PAPEL

Manuel Ríos Ruiz

Marisol, aquella niña prodigio

RESULTA que Pepa Flores González, Marisol en los carteles, ha cumplido sesenta años. Y parece que fue ayer, cuando en los carteles de los cines españoles e hispanoamericanos lucían los títulos "Un rayo de luz" (1960), "Ha llegado un ángel" (1961), "Tómbola" (1962), "Marisol rumbo a Río" ( 1963", "La nueva cenicienta" (1964), "La historia de Bienvenido" (1964), "Búsqueme esa chica" (1965), "Cabriola" (1965)ý, mientras los públicos, niños y mayores, hacían largas colas delante de las taquillas. Y ya mujer hecha y derecha interpretaría doce películas más, la última "Caso cerrado" (1985).

Consideramos a Marisol la artista nata más desaprovechada de este país. Entre otras cosas, porque cuando la niña prodigio se convirtió en una muchacha, quisieron hacer de ella una lolita española. Acuérdense de la película que rodó haciendo pareja con otro popular del momento, el torero Palomo Linares. Entonces, Paco Umbral, que andaba de la ceca a la meca haciendo entrevistas y reportajes, publicó en la revista "Mundo Hispánico", una semblanza de la joven estrella, en la que decía: "Marisol, muestra Marisol nacional, esa especie de Brigitte Bardot adolescente en que se ha convertido la niña, se lanza a la pista entre la juventud de patillas y chalecos románticos, de tatuaje y minifalda".

Umbral, como muchos otros españoles confiaba en que Marisol alcanzara una consolidación artística, tanto por su calidad de buena actriz, como excelente cantante. Ahora tengo en el tocata una voz enternecida, que canta una de las canciones melódicas más pegadizas de las últimas décadas del pasado siglo, "Háblame del mar marinero", original de nuestro amigo y paisano Manuel Alejandro. Es la voz de Marisol en su madurez artística. Pero no quiso continuar su triunfal trayectoria. Sus amores y divorcios del tal Goyanes y de Antonio Gades, influyeron al parecer en una decisión tomada a rajatabla. Mas vive feliz, en su casa de campo malagueña, junto al nuevo hombre de su vida.

A nuestro entender, no encontró Marisol la persona que dirigiera acertadamente su carrera artística, se desperdiciaron sus cualidades en todos los sentidos. Hoy, gracias la discografía, al escuchar su voz caliente de dulcedumbre conmovida, cantado "Háblame del mar marinero", lamentamos sinceramente que de repente se acabara su cantar. Fue un mito limpio, españolismo, que perdura en la memoria.

El pasado año, un canal de televisión emitió un programa sobre la vida profesional e íntima de Marisol, y días atrás apareció en la pequeña pantalla para decir que a sus sesenta años es completamente feliz y que no añora en absoluto la popularidad. Nos alegramos de su bien vivir, pero seguimos pensando que su capacidad artística nunca fue bien reflejada en sus últimas películas.

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