Y está a punto de llegar. Apenas diez días y meteorológicamente estaremos inmersos en ella. Pero los síntomas de su presencia son ya evidentes. Por estas tierras, a finales de febrero y comienzos de marzo, siempre hay un repunte del frío, pero después el tiempo se encamina a su versión más dulce y amable en este rincón del sur de España.

Por supuesto, el consabido cambio climático ha producido este invierno alteraciones que los hombres del campo y los naturalistas en general sí han percibido: calor cuando tenía que hacer frío, fresco cuando tenía que hacer calor; plantas, patatas por ejemplo, que se han helado en las frías temperaturas de finales de febrero, arboleda que no se ha decidido a florecer y pajarillos, (fringílidos, sobre todo), que no se deciden a cambiar sus trinos para adaptarse a sus periodos de cría habituales. Todas estas variaciones en la Naturaleza se han producido en estos últimos meses.

A pesar de ello, los meses que se avecinan son un deleite para los amantes del medio ambiente y las personas sensibles en general. Ya empezamos a sentir el olor del azahar en nuestras calles. Por cierto, su mezcla en los aires jerezanos con el incienso en nuestra Semana de Pasión producen un efecto para los sentidos casi mágico. Nuestros árboles, naranjos principalmente, se llenarán de los trinos de los polluelos nacidos y confortados por la suavidad de las temperaturas.

Y qué decir de nuestra campiña. Alfombras de bellísimas flores llenarán nuestros prados, cualquier cuneta parecerá un cuidadoso y maravilloso jardín botánico. Está claro que esto no resolverá nuestros problemas: la salud, el paro, la situación económica, el estado actual de la política española.. Todo esto seguirá aquí, a nuestro alrededor, pero a cambio este tiempo que viene aliviará parte de nuestras penas. Nos envuelve, está disponible todo el tiempo y además… es gratis. Aprovechémoslo.