Patrimonio

Manuel Antonio Barea Rodríguez

Archivero

De un archivero ejemplar desde el universo de Jerez de la Frontera

Manuel Pérez Celdrán, con el Rey Felipe VI.

Manuel Pérez Celdrán, con el Rey Felipe VI.

En algún momento de la vida somos conscientes del valor de la memoria, como capacidad para el día a día pero, sobre todo, para visualizar un pasado que nos marcó y que insufló las maneras y las formas de nuestra personalidad, la referencia vital que vive en nosotros gracias al recuerdo.

Pues el recordatorio perpetuo son nuestros archivos, que nacen con nosotros, seamos personas o instituciones, públicas o privadas y gestionadas por un oficio, el de archivero y archivera, y es de un archivero singular del que quiero informar. Su nombre Manuel Pérez Celdrán, jerezano ejerciente, trabajador de bodega, su bodega querida González Byass, de la poesía y el cante vernáculo de una Ciudad, su Jerez de la Frontera.

Pero que con el paso del tiempo y como un buen vino llegará al cúspide de la gestión de los archivos, pues conjuntamente con una tría archivística única e irrepetible, Manuel, Jesús Anguita Duarte y Guillermo Herrera, y la conjugación de un archivero demiúrgico como Juan Guerrero y los colaboradores Luis y Paco Odero, generó el mayor y mejor archivo bodeguero del Marco de Jerez y posiblemente del Mundo.

Manolo era un referente para los proyectos de organización, pues su memoria era un enlace único para la interpretación de los distintos fondos. Escuchar a Manolo era pasear y deambular por el Jerez de mediados de siglo, de las tertulias literarias, de sus inicios en la Cátedra de Flamencología con su amigo Juan de la Plata, sus recuerdo con las genealogías pretéritas y presente de la Familia González y el conocimiento y cariño a una Ciudad, Jerez.

Pues Manolo se nos fue y queda un legado que amplía y universaliza el buen hacer del archivero, se nos fue un hombre tranquilo, amable y locuaz, que transmitía desde la sabiduría y el tiempo, y lega y deja un Archivo de almas pasadas, de presentes históricos y futuros, enormes futuros de sabiduría, patrimonio y Memoria. Dejo aquí escrito y notificado bajo confesión documental mi respeto y cariño a mi Amigo y Archivero Manuel Pérez Celdrán. Queda su registro documental catalogado en mi memoria y en la memoria de sus conciudadanos en la fundación González Byass.

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