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Bienteveo

Andrés Luis Cañadas

Otro año incierto

ACABAMOS de despedir un año prácticamente en blanco, tremendo, con sus secuelas de muerte, cierre de empresas, caída brutal del turismo, aislamiento de la sociedad como consecuencia de un obligado confinamiento y de un humano temor, paro, incomunicación entre Comunidades, Provincias, ciudades y personas, iniciándose otro cuyas perspectivas no son nada esperanzadoras, según nos insisten los responsables públicos, tanto nacionales como autonómicos y locales por la inseguridad de que las distintas vacunas tengan la virtud de acabar con el virus que, dicen, nos llegó de China y cuya evolución sigue siendo aún una verdadera incógnita lo que ha modificado hábitos y costumbres, generado desconfianza y miedo en el conjunto de la población que tampoco acaba de encontrar la respuesta que busca y necesita en quienes pretenden regir nuestro futuro destino…

Tampoco han ayudado a normalizar la situación la gestión que de esta pandemia en nuestro país ha llevado a cabo el Gobierno, las irresponsables convocatorias públicas cuando todo aconsejaba prudencia en vísperas de la llegada del Covid 19 a España, los pedidos de material sanitario que hubo que devolver por falta de garantías, las medidas incluso contradictorias adoptadas por algunas de las

Comunidades, las carencias de un sistema sanitario compartimentado en diecisiete Autonomías, uno de los graves errores cometidos en nuestra Transición sin duda y por supuesto el continuo enfrentamiento ideológico que ha lastrado cualquier intento de consenso en materia tan sensible como delicada impidiendo que todos a una, salvo en las interesadas prórrogas del estado de emergencia más inevitables y tácticas que eficaces.

Así las cosas nos enfrentamos, tras esta extraña y triste Navidad, que apenas acabamos de dejar atrás, a otro año verdaderamente incierto del que todos, absolutamente toda la sociedad, esperamos que por fin nos depare la buena nueva del control de esta moderna Peste que ha venido a recordamos la fragilidad del género humano a pesar de las modernas tecnologías, del progreso científico y cultural, de los indudables avances de la medicina y de cuanto a ha contribuido al desarrollo de que ahora disfrutamos.

Claro que para eso todos deberemos poner de nuestra parte y acostumbrarnos a cumplir las normas sanitarias que nos vayan imponiendo, sacrificando los usos y costumbres a los que muchos no quieren renunciar a pesar de que con semejante actitud no solo se ponen ellos mismos en peligro sino que se convierten en una amenaza cierta para los demás, dado que del virus se desconocen aún muchas reacciones y secuelas y como se está viendo, a pesar de tantas declaraciones triunfalistas y propagandísticas, de tantas advertencias de los profesionales de la Salud, especialmente de todos aquellos que están en la primera línea de riesgo, el proceso de vacunación, la llegada de las diversas vacunas y sobre todo la administración de las mismas al conjunto de los ciudadanos parece que no acaba de tomar la “velocidad de crucero” necesaria para ampliar el escenario de la inmunización.

Esperemos y deseemos que finalmente se consiga.

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