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Manuel Ríos Ruiz

Una gala de la maestría flamenca

Acotaciones al programa

EL maestro por excelencia, para los escolásticos medievales, era Aristóteles. Luego, la filosofía, en su devenir, ha considerado que el que en un arte ha llegado a maestro, puede prescindir de las reglas. Y como dijo el poeta, para seguirlas mejor. En el arte flamenco los primeros maestros que se pueden reseñar, serían aquellos que Antonio Machado y Alvarez, denominó como 'generalísimos' -según la información que le facilitara Juanelo de Jerez-, en su obra 'Colección de cantes flamencos recogidos y anotados por Demofilo', aparecida por vez primera en Sevilla, allá en 1881.

Y aquellos cantaores y cantaoras signados como 'generalísimos' fueron los siguientes: Tío Luis El de La Juliana, Luis El Cautivo, María La Jaca, Vicente y Juan Macarrón, Tío Corro, Juan de Vargas, Manuel Molina y El Fillo. Lógicamente, después, en la época de los cafés cantantes surgieron nuevos cantaores 'generalísimos' o maestros, así como magistrales guitarristas, bailaores y bailaoras, que están en la mente de todos desde Silverio a El Gloria, pasando por Antonio de Bilbao, La Macarrona y Ramón Montoya, por ejemplo. Y maestros han aparecido en el género continuamente.

Por ello, hoy, en el escenario del Teatro Villamarta, como colofón al XII Festival de Jerez, se celebra una auténtica gala de la maestría flamenca, protagonizada por dos consumados y esclarecido maestros: El Güito y Manolo Sanlúcar. Maestros del baile y la guitarra, respectivamente, que han alcanzado notoriedad mundial y que sobre las leyes y los cánones tradicionales de la música autóctona más importante de Occidente, han llevado a cabo sus creaciones personales.

Tanto El Güito como Manolo Sanlúcar, se han forjado primero en los tablaos y, después, con sus compañías en giras. Son dos artistas singulares, personalísimos, que desde muy jóvenes estaban llamados a ser geniales además de maestros generalísimos, que así los llamaría Demófilo. Porque si El Güito, deja para los anales su soleá, su farrauca, sus tangos y sus bulerías, Manolo Sánlucar aporta a la historia de la música flamenca obras tan brillantes y profundas como 'Medea' o 'Tauromagia', entre tantas otras verdaderamente originales.

Sí, con una auténtica gala de la maestría flamenca, se clausura el XII Festival de Jerez, un acontecimiento artístico que edición tras edición crece y se atestigua como festival de interés nacional y repercusión internacional, gracias a sus variadas y acertadas programaciones, como corresponde a su lar de celebración: Jerez, Ciudad del Flamenco. Esperemos que su auge prosiga y que los jerezanos correspondan a su ejemplar organización.

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