Jerezano: ¡colabora con los economatos diocesanos!

María José García-Pelayo conversando con Francisco Holgado.
María José García-Pelayo conversando con Francisco Holgado.

08 de diciembre 2025 - 05:38

La solidaridad no debe aquilatarse -ni anquilosarse- como un concepto sistémico que suele sobrevenirnos de oídas. Si no cargamos a cuestas con el dolor ajeno –“amarás a tu hermano como a ti mismo”-, vana será nuestra naturaleza cristiana. Vez tras vez nos solazamos de boquilla -a veces a caballo entre la jactancia y el fanfarroneo; otras, a horcajadas entre la falsa humildad revestida de vanagloria y la crisálida nunca de oro- de abordar la caridad desde parámetros taxativamente teóricos. Como un subterfugio resultón con altos techos de cristal. Plantemos cara, con honestidad, al espejo de nuestro interior. Corría el año 1953 del siglo pasado cuando, durante el ocaso de una veraniega jornada milanesa, José Luis Martín Descalzo mojó el plumín de su estilográfica en el fondo de pecera del ancho tintero -redondo como el perímetro de la inspiración- y estableció -tinta verde sobre el blanco papel timbrado- un diálogo entre el hombre y Cristo. Un hombre cualquiera y el único Cristo. No tiene desperdicio este proceso comunicativo…

En un momento dado el hombre solicita lo siguiente: “Átame si fuera necesario. Átame a ti con irrompibles lazos, átame bien, y oblígame a ser tu Cireneo”. Cristo responde: “¿Mi Cireneo? Más bien de tus hermanos. Son ellos quienes te necesitan, quienes, a derecha e izquierda, no pueden con sus cruces, y buscan alguien que les eche una mano. Yo tengo aún fuerzas para cargar entero el universo. Que es más grande mi amor que vuestros odios. Y es mayor mi esperanza que mi muerte. Ea, vamos: la multitud en el Calvario espera”. Dios concedió a Martín Descalzo también la virtud de la escritura para evangelizar con carisma al hilo de un encantador magnetismo de veras humano. Construyó una teoría sobre la Cruz y la generación del bostezo que no se la salta un romano -balteus y cíngulo militar incluidos-. No apta para mentes estrechas. Pura sociología atemporal. Para mí tengo que el sacerdote y periodista siempre se supo escritor evangélico y, en razón de tal, jamás cayó en la tentación estilística de la grandilocuencia, sino muy al contrario, anduvo -calzado con sandalias de pescador- con los pies en la tierra.

Martín Descalzo pone el dedo en la llaga. “Son ellos (tus hermanos) quienes te necesitan, quienes, a derecha e izquierda, no pueden con sus cruces”. Luz de luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero... Quien esto firma guarda como oro en paño un regalo personal del recordado cofrade Francisco Barra Bohórquez: la obra ‘Pensamientos’ del primer obispo de Asidonia-Jerez Rafael Bellido Caro. El pensamiento XXVII esclarece que “si un pobre te visita, no le recibas con prejuicio. Convéncete: es Cristo el Señor. Escúchalo con respeto e interés, entra en su vida y haz tuyo su problema… Lo que hagas… lo has hecho conmigo”. Si no abrazamos este tiempo de esperanza con sensibilidad social, nefasto sendero hemos elegido… El 13 de mayo de 1981 el papa Juan Pablo II sufre un atentado que casi le cuesta la vida. Para aquella fatídica jornada había ultimado un texto que, a tenor de las circunstancias, jamás fue pronunciado. La base troncal del escrito elaborado ex profeso por Juan Pablo II descansaba en la conmemoración del 90º aniversario de la encíclica ‘Rerum novarum’ de León XIII, considerada por lo común como carta magna de la acción social de los cristianos -y, por ende, de la Doctrina Social de la Iglesia-. A resultas de lo cual san Juan Pablo II indicaba que “la Iglesia está llamada por vocación a ser en todas partes la defensora fiel de la dignidad humana, la madre de los oprimidos y de los marginados, la Iglesia de los débiles y de los pobres”.

Jerez ha demostrado con creces la calidad de su sentir solidario. Los responsables de los economatos diocesanos hacen lo indecible por atender dignamente a las familias que acuden impulsadas por la necesidad imperiosa de la alimentación. Aquí nadie mire para la galería. El fin de la Navidad no estriba en la avaricia del consumismo materialista. No perdamos el norte, no perdamos el foco, no perdamos la esencia. El amigo y hermano Paco Holgado Ruiz me cuenta el esfuerzo ímprobo que vienen realizando en pro de la campaña de Navidad de los mentados economatos diocesanos. No imaginamos cómo sufre el más desfavorecido. No es infrecuente que a menudo prioricemos la cáscara, la hojarasca, lo accidental. La superficie, la celosía... ¿Por qué no aportas, jerezano, cuanto -mucho o poco, en abundancia o a cuentagotas- esté a tu alcance? ¿Te animas? ¿Arrimas el hombro a través de este teléfono -655 53 58 40- del propio Paco Holgado o escribiendo sin más dilación al correo electrónico economato@diocesisdejerez.org? Si así procedes, en Nochebuena podrás dibujar una sonrisa -de largos y satisfactorios silencios- de oreja a oreja. Como la que sentíamos de niño cada 24 de diciembre cuando tu madre entregaba una aportación económica en la puerta de casa por la estampita de la felicitación navideña de Juanito el panadero.

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