PERDONEN que vuelva a hablar aquí de fútbol, aunque no estemos en sección deportiva. No obstante, últimamente no estoy seguro de que el balompié sea un deporte. Al menos no parece ser esta su esencia. Los ya conocidos Papeles de Panamá lo han vuelto a poner de relieve. Messi y Zamorano; la increíble Real Sociedad que tan buenos ratos dio con Kovacevic, Nihat y Karpin; y algunos más están implicados en la trama destapada en España por El Confidencial y La Sexta. Solo es un ejemplo más de lo que hemos vivido durante años. Vamos, que el escudo solo es una alfombra que tapa el agujero de una caja fuerte y los colores que interesan son los de los billetes y no el de la camiseta. De hecho, los clubes son empresas, sin sustos: sociedades anónimas deportivas. Los números que importan son los de las cuentas bancarias y no los puntos acumulados en la tabla. Por lo tanto, esto no es deporte; esto es una cortina de humo. Dejen al fútbol en libertad. Ya lo dice la sintonía de un conocido programa de radio: "El lobito está cobrando; los borreguitos, pagando".