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Tierra de nadie

Alberto Núñez Seoane

La ‘mecánica’ naranja

PENSABA dedicar el contenido de mi artículo semanal, durante varias hebdómadas, a la individua protagonista del que escribí el pasado lunes, dueña, ella, de imperdonable y miserable actitud -vuelvo a incidir en el respeto a la presunción de inocencia, en su caso y en todos los demás, opino ahora sobre su actitud; de si ha sido culpable, o no, de los cuatro delitos por los que está imputada, lo dirá la justicia-; pretendida “justiciera” con políticos inmorales, con preferencia de los que no cuentan con su simpatía; “azote” de corrupción: real, supuesta, imaginada o inventada... mientras, ¡claro!, los implicados no sean de su banda; feminista... de boquilla, defensora de la igualdad... de boquilla, progresista... de boquilla; si el responsable del delito -ya juzgado y condenado- pertenece a su pandilla de impresentables, o el “asunto” le puede suponer un grave obstáculo para sus aspiraciones políticas, da igual que la víctima sea mujer, menor de edad, indefensa y vulnerable... porque la víctima, estas víctimas, no le importan, siempre la ha olvidado, sólo aquellas de las que se puede servir, a modo de trampolín, para engatusar a los que consiga engañar o a los que se quieran, vaya usted a saber porque motivos, presentarse voluntarios para que les tomen el pelo, hasta la raíz. Esa era mi intención… pero como la individua se ha visto forzada a dimitir, con estas letras de hoy me despido de ella, por lo que a mí respecta y deseo, para los restos.

Cuando una tragedia como la que sufrió la entonces menor -catorce años tenía Maite, así se llama la víctima olvidada por casi todos- que padeció abusos sexuales por parte del exmarido de la individua, sale a la luz, a pesar de la gangrena social que pone al descubierto, a pesar de el hedor que desprenden cinismos inconfesables, de las bajezas horripilantes que delatan y demuestran, muy a las claras, lo bien podridos que estamos, a pesar de todo esto, suele haber algo que podamos suponer -al menos suponer- positivo: y es precisamente el poner al descubierto la ingente cantidad de espesa mierda en la que nos estamos ahogando. Algunos somos plenamente conscientes de ello, pero si alguien, entre los que no lo son, se da cuenta, eso que habremos ganado. No es mucho, pero algo es…

La individua recibió el apoyo de la “menestra” de… Igualdad… para Galapagar; Maite, la única víctima de la barbarie que supuso todo este trágico caso: nunca. Con la payasa del gorrito naranja, se solidarizó la “camarada” Díaz, que tenemos por responsable del ministerio de Trabajo: “has demostrado valentía… gracias por tu compromiso y tu trayectoria en favor de LOS DERECHOS DE LA GENTE…”, le dice la “menestra” a la individua, yo… es que… ¡esto no puede ser real; con Maite, la única víctima del horror que se intentó encubrir, nunca. Mónica “pistolitas” García, la “progre”, a media jornada, de la Asamblea de Madrid, a la que Isabel Díaz Ayuso se merienda con papas cada vez que viene al caso, manifestó su solidaridad con la individua: “la valentía define tu trayectoria… hoy lo has vuelto a demostrar defendiendo unas POLITICAS PÚBLICAS PROGRESISTAS”.… -, le dice…, a Maite, única víctima, olvidada por las “progres” como ella, ni esta boca es mía. Es que… siento vergüenza hasta de escribirlo, ¡canallas! Pero hay más: el “torta” mayor del gobierno que nos hunde, el “comunista” de banquete de boda a 300 euros cubierto y luna de miel de un mes en Nueva Zelanda, el que dice que “mucha de la carne que se produce en España no es de buena calidad y que no habría que consumirla”, mientras se mete entre pecho y espalda un pedazo de chuletón, de Castilla y León, de los que no “se lo salta un gitano”, el bocazas que pregona: “el turismo es un producto de BAJO VALOR AÑADIDO en España0,” y se jacta de estas y otras lindezas semejantes;, este “lumbrera” ideológico de una izquierda falsa y casposa, le dice a la payasa saltimbanqui: “has tomado una decisión responsable para proteger a tu gobierno progresista… eres víctima de la persecución ultra y del USO ILEGÍTIMO DE LA “JUSTICIA…””; a la niña que fue sometida a abusos sexuales por un degenerado, simplemente… ¡nada!

Ministras, ministros, consejeros y consejeras…: “proteger políticas de transformación…”, “en favor de los derechos de la gente…”, “salvaguardar políticas progresistas…”, “víctima del uso ilegítimo de la “justicia…”” ¿Estamos locos? Todos: estos y estas y “estes” y “estus” y “estis” han dicho lo que he escrito y más, que no cabe ni en el artículo ni en la paciencia del santo Job ni en la mayor de las capacidades para la tolerancia, y toda la patulea de hipócritas irrecuperables no han dicho una palabra ni han tenido el menor gesto ni han movido un dedo para que la única víctima del suceso que nos ocupa, con sus consecuencias, obtenga la reparación, en todos los sentidos, que en justicia merece. Ellos, y su progresismo flatulento… ¡qué pena!, ¡y que asco!

La payasa del gorrito naranja, cuando se despedía de los palmeros que la vitoreaban ¿¡!?, obligada a irse por lo impresentable, reprobable e injustificable de su actitud, aún tuvo la poca vergüenza de decir: “… me voy con los ojos mojados y los dientes apretados…”, y yo no voy a decir lo primero que se me ha ocurrido ni tampoco lo que luego he pensado… no creo que en redacción me lo permitiesen, aunque gustarme si me gustaría “soltarlo”, en fin.

No sé porque razón me vino a la mente el título de la película de Stanley Kubrick, “La naranja mecánica”, para bautizar estas letras, ¿se les ocurre alguna razón…? ¿Tal vez por la maldad, en todas sus modalidades y con todas sus infinitas tonalidades, que es capaz de albergar el humano?, ¿puede que por el uso torticero de esa maldad para justificar, por injustificable, lo inaceptable?, ¿tal vez por los inconmensurables montones de cinismo, en estado pureza máxima, que los mezquinos pretenden ensayar como argumento? Todo es posible en el mundo, zafio, ruin y oscuro, de tantos “mecánicos” empecinados en teñirlo todo de naranja para tapar el color del fango por el que se arrastran: negro zaino.

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