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Manuel Naranjo / Loreto

La niña que está en la bamba

Cada día que pasa nuestra cultura tradicional se está viendo abocada a una perdida de identidad brutal, la ausencia de funcionalidad de algunos elementos de esa cultura y la poderosa influencia que ejercen los medios de comunicación han provocando la amnesia históricocultural en gran parte de nuestra población.

Un gesto elitista y dotado de ciertos tintes progresistas nos lleva a hablar de diversidad cultural constantemente, los políticos se llenan la boca de términos como etnicidad, oralidad, deconstrucción,etc. sin saber ciertamente lo que supone cada uno de ellos, mientras nuestra memoria presa de ese olvido se va diluyendo porque se ha hecho vaga. Esa vagancia ha motivado que cantos como lo del columpio o bamberas, que también se denominan, se hayan perdido y hoy solo sean un grato recuerdo de niñez de mujeres por las que las nieves del tiempo sus sienes han cubierto.

Pocos son los testimonios que se poseen de esa cultura músico-oral. Una tradición cargada de ritual y donde en torno al juego y al cortejo gravitaba todo un ceremonial, sostenido por una rica lírica y un no menos interesante corpus melódico. La literatura nos dejó algún que otro motivo relacionado con ese mágico momento en el que las mocitas "arremontaban" los cordeles, recuérdese la obra " Juan Miseria" del padre Luis Coloma . La Niña de los Peines nos dejó unas preciosas y arregladas bamberas, asi mismo, son varios los testimonios costumbristas del XVIII y XIX donde las majas, ataviadas, cantaban y gritaban al son del balanceo.

Los cantos de columpios se interpretaban no solo a la sombra de un arbol, también las ventanas y las casapuertas servian para que las niñas se mecieran mientras entonaban estas preciosas canciones, muchas de ellas auténticos monumentos líricos deudores de una larga tradición poético-musical.

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