Francisco / Bejarano

Siete siglos y medio

Hablando en el desierto

04 de enero 2014 - 01:00

AL final de 2014 sabremos cómo se ha conmemorado el 750 aniversario de la recuperación definitiva de Jerez para la Cristiandad y la cultura europea, que vienen a ser lo mismo, y la inmediata expulsión de los musulmanes de la ciudad, después de un paréntesis histórico de cinco siglos y medio. Parece un paréntesis largo, pero no nos debemos engañar: la inmensa mayoría de los musulmanes eran descendientes de hispanos romanos conversos y, salvo en la diferencia de religión, insalvable en el siglo XIII, eran bastante parecidos a los cristianos en valores guerreros y caballerescos. Los amantes de hacer historia de las leyendas, obnubilados por los prejuicios y el mito de las tres culturas, no estarán conformes y, después tantos siglos en la Civilización, querrán interpretar la Historia a su acomodo; pero, con su pan se lo coman.

Hacer juicios del pasado con mentalidad del presente es un esfuerzo inútil: por mal que se haya investigado una época, hay estudios suficientes como para sacar conclusiones acertadas. Ya sabemos que es un juego de moda desandar el camino de los sucesos históricos para corregirlos en aquello que no se adapte a lo considerado correcto políticamente, según las simpatías ideológicas de cada cual. El resultado es un vacío que se intenta rellenar con ficciones: contar las cosas como debieron ser y no como fueron. Lo mejor, lo único posible, que nos pudo pasar en 1264 fue que a nuestros antepasados los trajeran del norte para repoblar unas tierras que de otro modo hubieran continuado de espaldas a Europa, con lo que esto significa de pérdida de la continuidad de la cultura clásica, civilizadora del mundo.

Precisamente ha sido la cultura clásica la que ha permitido el ascenso del pensamiento pobre, alimentado por unas ideas políticas que no se entienden sin la tradición cultural europea. No sería de extrañar que este año oyéramos maravillas del sentimentalismo pro moro, enjugáramos lágrimas de melancolía por las chilabas y las babuchas pérdidas, elaboráramos árboles genéticos que terminarían antes en Francia o en Italia que entre los alacranes de los pedregales del desierto Arábigo. El masoquismo progre tiene este año motivos para flagelarse por la añoranza de épocas peores. Nosotros, los griegos y los romanos, no tenemos por qué hacer penitencia por la reconquista de Jerez, sino pedir que el próximo 9 de octubre todas las campanas de la ciudad repiquen gordo, así se llama, como era costumbre antigua en la Cristiandad cuando se celebraban grandes fastos.

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