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Provincia de Cádiz

Vecinos y turistas cortan la carretera a Rota en protesta por la falta de agua en Costa Ballena

  • Las protestas se sucedieron mañana y tarde tras un fin de semana de continuo déficit en el suministro · El consistorio señala a la Agencia Andaluza del Agua por el atraso de una obra

Pocas cosas fastidian más en la vida que a uno le estropeen o le compliquen las vacaciones. Aunque sea una simple escapada de fin de semana para dejar atrás los cuarenta y pico grados a la sombra en la ribera del Guadalquivir. El enojo es súbito y la reacción, previsible. "Si no hay más remedio porque estás de alquiler, te quedas, pero si puedes irte a tu casa, pues coges y te vas porque así no se puede aguantar". Lo mismo que María -que prefiere no dar su apellido- han hecho decenas de residentes en Costa Ballena después de pasar un fin de semana inolvidable por las largas interrupciones y las constantes deficiencias en el suministro de agua.

Tanto que varios centenares de residentes y turistas de la urbanización roteña decidieron ayer cambiar una plácida mañana playera por una caminata al sol de justicia del mediodía. Partieron de la zona residencial y avanzaron hasta cortar el tráfico en la Ronda Sur, en la carretera principal (A-491) que conecta con Rota y Chipiona. Salvo algunos momentos de tensión, la protesta se desarrolló pacíficamente, pero obligó a desviar la circulación durante buena parte del día y provocó retenciones de vehículos.

La crítica unánime era doble: por un lado, la falta de información sobre la causa de las interrupciones del abastecimiento y, por otro, el olvido que dicen padecer por parte del Ayuntamiento de Rota. Las protestas se sucedieron mañana y tarde, ya que, aunque la única convocatoria pública estaba prevista para la mañana, un grupo de residentes se desplazó hasta el campo de golf por la tarde ante la posible presencia del alcalde, Lorenzo Sánchez, con motivo de la entrega de trofeos del Campeonato de Golf Ciudad de Rota. Según explicaron vecinos de la urbanización, el regidor no compareció, por lo que se encaminaron de nuevo a la carretera para bloquear la circulación.

La pérdida del abastecimiento comenzó el viernes por la tarde y tras una tregua durante la mañana, se prolongó durante todo el sábado hasta la noche, en torno a las 22.00 horas. Según explicó el teniente de alcalde delegado de Costa Ballena, Jesús Corrales, este lapso diurno se aprovechó para recargar el depósito del resort, cuyas reservas se agotaron completamente al inicio del fin de semana como consecuencia del consumo "desbordante" registrado. Ya no volvería a interrumpirse, pero el caudal disponible volvió a acabarse al mediodía del domingo, tras lo cual "el Ayuntamiento empezó a bombear directamente desde Rota", lo que provocó que la presión fuera baja durante todo el domingo y que el agua sólo fluyera "a hilitos", según describían los vecinos.

El Consistorio reiteró que el origen es la insuficiente capacidad de la red para abastecer a la población, que, según estimaciones municipales, la población ha rondado las 30.000 personas, mientras que la conducción sólo garantiza para "18.000 ó 20.000". Además es imposible aumentar el suministro porque podría provocar la rotura de la conducción. De hecho, según apuntó Corrales, la ciudad de Rota ha aguantado el fin de semana con las reservas de un segundo depósito y "toda el agua que llega del Consorcio se está derivando a abastecer a Costa Ballena".

Ante este colapso, el Ayuntamiento ha remarcado que "la solución está planteada desde hace tiempo" y consiste en la interconexión del depósito del Agostado Costa Ballena para que tanto Rota como la urbanización tengan una doble entrada de agua: la actual desde El Puerto y una segunda procedente del sistema de Sanlúcar-Chipiona.

La obra, que es responsabilidad de la Agencia Andaluza del Agua -según puntualizan desde el Consistorio- está en ejecución pero "ha sufrido un retraso de un año", de ahí que la red no haya estado preparada para soportar el gran aumento de la demanda que se produce en agosto y, particularmente, durante los fines de semana estivales.

La persistencia del déficit durante todo el descanso dominical y la más que probable repetición durante el resto del mes hicieron que la urbanización pasara de la incomodidad al hastío, sobre todo, la hostelería. Máquinas de hielo estropeadas, vajillas de plástico en los restaurantes, desfiles de garrafas por doquier, pérdida de clientes por la incapacidad para poner en marcha las cocinas y ofrecer servicio, malestar de clientes en algunos hoteles donde ni siquiera los aljibes propios fueron suficientes para compensar los largos y continuos cortes... "Es una pena... Con lo bonita que es esta zona". Las palabras de Encarnación Gálvez, vecina de Costa Ballena, lo dicen todo. "Es difícil. Hay que ducharse, fregar, limpiar... Si esto persiste mañana, uno se va a su ciudad, abandona esto y ya está", apostilla María, que se encuentra de vacaciones con una amiga.

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