En este municipio de Cádiz hay un oficio que se tarda más de diez años en aprender: requiere “maña, fuerza, paciencia… y una vida entera”

Sanlúcar de Barrameda son sus playas y su entorno privilegiado, su Manzanilla, los productos de la huerta y los que proceden de la mar. Pero no sería nada de esto sin las personas que están detrás, sin aquellos que se dejan la piel para conseguir preservar su medio natural, elaborar los caldos, sembrar la tierra y llevar al muelle el marisco y el pescado frescos...

El pueblo sanluqueño mantiene tradiciones en todos estos aspectos y una de ellas, poco comentadas, es el de un trabajo que se tarda en aprender unos diez años: el oficio de redero, artesanos de la mar.

Se trata de un oficio que se transmite de padres a hijos, de forma oral. Requiere conocimientos específicos. En España, las mujeres trabajan principalmente el cerco, el palangre y, sobre todo, las artes menores. Por su parte, los hombres que se dedican a esta profesión montan y reparan redes de arrastre y cerco de altura de mayores dimensiones. Concretamente en Sanlúcar, aseguran en Turismo Sanlúcar: “En Galicia o el Levante también hay rederas. Pero en Sanlúcar, Huelva y parte de Málaga este arte sigue siendo cosa de hombres. Un mundo de hilos, nudos y sal”.

Merecen ser mencionados esos hombres que tejen, reparan y dan forma a las redes de arrastre en el sanluqueño puerto de Bonanza. Son las usadas por la flota pesquera para capturar especies del fondo marino. Un oficio heredado de generación en generación, que cuenta cada vez con menos relevo. Pese al paulatino crecimiento de la flota, los rederos escasean. “Quizás porque no cualquiera puede hacerlo: hace falta maña, fuerza, paciencia… y una vida entera”, explican desde Turismo Sanlúcar.

El arraste en el Golfo de Cádiz

La profesionalización de rederos y rederas ocupa estudios del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. En uno de ellos, describe las artes de arrastre como la captura de especies por el movimiento del aparejo que las embolsa y consisten en una red”. Además, añade que este arte es propio de los barcos que faenan los caladeros del Cantábrico y Noroeste el Mediterráneo y el Golfo de Cádiz.

Entre las conclusiones del estudio anteriormente comentado, se anima a fomentar encuentros del sector y foros de debate. Con esto, se pretende mejorar la consideración social de esta actividad y la visibilización de sus profesionales. Valga para ello estas líneas.