Flamenco

'Agujetas en Japón', el último legado de Manuel

  • El disco, grabado en 2013 en Tokio con dos guitarristas japoneses, exhibe la pura anarquía cantaora del jerezano con 40 minutos de cante sin aditivos

Una imagen del interior del disco.

Una imagen del interior del disco.

"¿Entiendes lo que te hablo? Después no me vayas a echar a mí culpa ninguna...Sigue por ahí". Con ese comentario comienza 'Agujetas en Japón', el último disco que grabó Manuel de los Santos Pastor 'Manuel Agujetas'. Fue en 2013 cuando el cantaor jerezano, en uno de sus viajes continuos al país asiático, se metió en el estudio para dejar el último legado a una de las discografías más amplias de la historia del flamenco.

Entre los meses de julio y agosto de 2013, Manuel se fue hasta la ciudad de Kiyose, en el área metropolitana de Tokio, para grabar. Allí dejó para la posteridad un trabajo conformado por 13 temas, en los que encontramos dos soleás, cuatro seguiriyas, dos martinetes, dos fandangos, dos bulerías pa escuchá, como se especifica en castellano en el propio disco y unos tientos. En total, casi 40 minutos de cante. 

Portada del disco 'Agujetas en Japón' Portada del disco 'Agujetas en Japón'

Portada del disco 'Agujetas en Japón'

'Agujetas en Japón', cuya portada la ilustra un primer plano en blanco y negro del cantaor, cuenta con la producción de Chiaki Horikoshi, un artista plástico y cantaor japonés enamorado del sonido 'agujetero'. Horikoshi, fallecido en 2016, había conocido a Agujetas en la década de los años 80 y desde entonces siempre sintió especial apego por él y por sus hermanos. De hecho, fue El Gordo Agujetas, compadre del propio Chiaki, quien llevó a Japón a Paco, Diego y a su primo El Gitano de Bronce, con los que llegó a grabar dos discos ('Una noche con Los Agujetas' y 'Los Agujetas en Japón').

Precisamente fue el artista plástico Chiaki Horikoshi quien pone firma al prólogo del disco, un texto en el que encontramos una descripción de Manuel bastante alejada de la realidad que exhibía. No es la primera vez que esta cuestión asoma cuando se debate la personalidad de Agujetas. De hecho, su viuda, Kanako Ikeda explicaba a este medio hace unos meses, coincidiendo con el séptimo aniversario de la muerte del artista, que Agujetas "era una pesona humilde, pero que sus miedos le hicieron crear su propia barriada".

En esta ocasión, Chiaki titula la introducción del disco con 'Agujetas, tristeza profunda', y cuenta una anécdota con él vivida "en una noche fría a finales de los 70 o principios de los 80".  El autor recuerda que "Manuel Agujetas estaba encogido pegaíto a una pequeña estufa en mi piso de Madrid. En la calle había una borracha llorando y gritando fuerte como un gato maullando. Me asomé por la ventana y ahí estaba ella, acostada en la acera. 'Trae a esa muchacha pa'ca", Manuel me dijo sin mirarla. "No quiero, si es una borracha". Me quedé asustado.'¡Dile que venga!'.

"Yo le metí para dentro con mala gana. Parecía una americana de unos cuarenta años. Manuel le sonrió y dijo '¿Qué te pasa, mujer? Ahí fuera hace mucho frío. ¿Sabes quién soy?" El rostro de la mujer brilló.

"¡Agujetas! ¡Es Agujetas!!!" "Sí. ¿Y tú, porqué lloras?". "Ya no estoy llorando", le contestó.

Algunas imágenes del interior del disco. Algunas imágenes del interior del disco.

Algunas imágenes del interior del disco.

Manuel le cantó una soleá en voz baja. Ella le escuchó, sus ojos brillaban. Después de tomar una taza de café caliente, dijo gracias y ella se fue. Yo nunca había visto a un hombre tan tierno. Ninguno de los países desarrollados metería en su casa una borracha chillando en la calle. Lo que la civilización ha inventado es una puerta gruesa.

"Manuel es analfabeto. ¿Si son unos 40 caracteres, porqué no aprende, con los años que ha vivido? Los españoles dicen que "No quiere aprender". Manuel elige una vida sin leer ni escribir. Él vive en el campo al lado de un vertedero, donde hay tristes cañas bravías. Siempre está cantando por siguiriyas y soleá junto con los caballos, perros, gatos, cochinos y gallinas. Es hombre auténtico, auténtico por su ternura. Quiere decir, su corazón está lleno de tristeza", finaliza el citado prólogo.

Durante toda la grabación percibimos un ambiente distendido y de gozo. Al menos, eso se desprende de las conversaciones que el propio Manuel mantiene con los guitarristas Takashi Suzuki y Masato Wakabayashi, encargados de dar sonido a los cantes del jerezano. 

Era la primera vez que Manuel grababa exclusivamente con guitarristas japoneses, una experiencia, que ellos mismos calificaron, una vez que el disco salió a la calle en marzo de 2014, como "un tesoro".

Al contrario que en otras grabaciones, Agujetas despliega toda su anarquía cantaora, interpretando a su antojo y sin ningún cliché que lo frene, cada uno de los palos que conforman el disco. El ejemplo más claro es la soleá con la se inicia el mismo, una soleá de Cádiz que no llega a los dos minutos de duración y donde Manuel sólo hace una letra.    

Igual ocurre con una de las seguiriyas, de sólo dos minutos, donde el artista se limita a hacer una de las letras de Manuel Torre (Manuela de mi alma....), siempre aportándole su sello particular, algo que también otorga a otros cantes como los martinetes o los fandangos, con claro acento agujetero.

El disco, como otros que el artista grabó en Estados Unidos, no ha llegado nunca a España, y los coleccionistas o aficionados que lo tienen en su poder ha sido adquiriéndolo directamente en el país asiático o por internet, a través del correo electrónico mucho.carino@mucho-carino.com.

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