Semana Santa Jerez 2024

Balance de la Semana Santa de Jerez en 2024

  • Tan solo siete de las más de cuarenta cofradías lograron llegar a la Catedral de Jerez a hacer estación de penitencia en un año sin referentes en lo que a lo climatológico se refiere

La hermandad de la Paz de Fátima fue de las pocas en cumplimentar sin incidencias su estación de penitencia.

La hermandad de la Paz de Fátima fue de las pocas en cumplimentar sin incidencias su estación de penitencia. / Manuel Aranda (Jerez)

Dispuesto a escribir una doble página para hacer un balance de lo que ha sido la Semana Santa de 2024, uno se encuentra ante el miedo del papel en blanco. Un hecho que para el que ya tiene el oficio adquirido es complicado que se dé, pero que, ante tan poco que contar, a no ser que nos entretengamos en los motivos vegetales del paso de misterio del Sagrado Descendimiento, se le va a hacer un pequeño ‘calvario’ afrontar este artículo.

Dicho de otra manera, el año 2024 se resume en agua; mucha agua por todos lados. El pueblo fiel pidió a las alturas que vinieran las lluvias y Dios se compadeció. Llegaron, pero en la fecha que era su voluntad, para que no todo lo tengamos a alcance de la mano. Agua todos los días. Charcos y verdín en las aceras. Alcantarillas tragando ríos de líquido elemento. Esto junto a siete cofradías que lograron llegar a la meta volante de la Catedral para cumplimentar la estación de penitencia. Siete de las más de cuarenta que tienen en sus reglas hacer estación de penitencia en los días de Semana Santa.

La cosa arrancó el Sábado de Pasión. Con una cofradía como la Entrega que volvió a hacer raya. Un día espectacular en lo meteorológico —no llovió— y en lo puramente cofradiero. Una de las cotas más importantes de lo poco vivido ha sido poder disfrutar los dos días que estaba contratada a la banda del Rosario de Cádiz. Fuerza en los metales y armonía a raudales. Se escuchaban sonar desde la Victoria cuando venía por la calle Bizcocheros con la cofradía de Guadalcacín. Algunos, con cierta sorna, argumentan que para el año que viene debería de ser contratada todos los días de la Semana Santa de Jerez. Estuvo el Sábado de Pasión con la Entrega y el Sábado Santo con Santa Marta. E hicieron pleno.

Todo arrancó el Sábado de Pasión con el buen gusto y lucimiento de la Entrega de Guadalcacín

Con la llegada del Domingo de Ramos llegó la catástrofe. Todas se quedaron en casa excepto Pasión que salió para dar la vuelta y volver a su templo mojándose y el Perdón que con tan solo el cortejo del paso del Cristo en la calle tuvo que volverse a refugiarse en el templo. Las restantes, tuvieron que confirmarles a sus hermanos que este año no habría procesión en Semana Santa. El Domingo de Ramos es una jornada muy importante porque indica ya la tendencia. Y este año volvió a ser referencia si tenemos en cuenta lo que habría que venir.

Fátima, junto con Santa Marta y la Mortaja, fueron las tres únicas hermandades que hicieron su estación de pitón a rabo y sin apenas incidencias. Tal y como está previsto todo. El Lunes Santo fue para olvidar. La mañana se aguantó, pero cuando las anillas del reloj marcaban las 14 horas, las lluvias comenzaban a surgir. La Sed pidió su hora y la jornada se retrasó. Finalmente, la cofradía de la Zona Sur, no pudo ni hacer el intento. El efecto dominó comenzó en ese momento menos la Paz de Fátima, que se echó a la calle y aquello recordaba la edición del año 2022. Afortunadamente para los cofrades de La Constancia, la estación se culminó sin anomalías y fue la protagonista de la jornada del Lunes Santo. Un pleno que no se volvería a repetir hasta el último día de la Semana Mayor.

El Martes fue un día caótico. Se mojaron los Judíos, la Salvación, Bondad y Misericordia, la Salud de San Rafael y la Clemencia. Unas más y otra menos. Pero todas tuvieron que buscar refugio. Cumplimentaron la estación de penitencia la Salvación, Bondad y la Clemencia. En la propia Catedral saltó la polémica de la Semana Santa al dimitir, tras la llegada a San Benito, el hermano mayor, Damián López-Cepero. Según decía el comunicado que hacía el propio hermano mayor, el deán, Miguel Ángel Montero Jordi, les invitaba a salir en dos horas de la Catedral ya que “no eran bien recibidos” en el primer templo. Esto obligó al hermano mayor a llevar los pasos sin acompañamiento mientras que los hermanos fueron despedidos en la propia Catedral. Tambores de guerra en el Polígono a la vuelta de la cofradía y forcejeos, según hacia público el propio ‘Dami’. Así las cosas, se abre una brecha en la hermandad de San Benito. Los Judíos se refugiaron en la Merced y la Victoria para volver a San Mateo. San Rafael haría lo propio en San Francisco.

El Miércoles Santo tan solo tuvo a la hermandad de las Tres Caídas en la calle. Las hermandades son soberanas y tienen competencias para decidir salir o quedarse en casa. La junta de las Tres Caídas decidió salir en una tarde muy complicada. Y les llovió. La cofradía se desmembró y llegó a trozos hasta la Catedral. El Señor de las Tres Caídas volvía a San Lucas bajo la lluvia mientras que el Cristo de la Salud y la Virgen de los Dolores, tras llegar a la Catedral, salieron hasta su templo con la noche ya mucho más tranquila. Pedro Pérez aseguraba que muchos hermanos “le habían felicitado trasladándole que esta ha sido la mejor estación de penitencia vivida”.

Jueves Santo y Madrugada quedaban en blanco mientras que el Viernes Santo salían Las Viñas y El Cristo. La primera refugió el paso de misterio en Santo Domingo mientras que el palio volvía a la parroquia. La segunda buscó el templo de San Francisco. El domingo volvieron a sus respectivos templos.

El Sábado Santo fue, quizá, el más benévolo. Y todo ello con lluvias incluidas en la mañana que parecía que no habría un mañana. La Sacramental no salió ni tampoco la Piedad. Santa Marta se lució en el Sábado Santo y la Sagrada Mortaja también puso su cruz de guía en las calles. No hubo nada que lamentar. El Resucitado no pudo salir ante una mañana pasada por agua en la mañana de la Pascua de Resurrección.

Conclusiones

Las pocas conclusiones podrían ser que demasiadas pocas hermandades se mojaron para lo mucho que llovió. Lo cual indica la altura de los dirigentes y la responsabilidad de las juntas a la hora de poner un patrimonio en la calle. Suspender una estación de penitencia no conlleva a la disolución sin remedio de una corporación nazarena.

Las hermandades se originaron para salir a las calles y dar testimonio de fe. Pero, ¿qué testimonio se puede ofrecer en medio de un aguacero, mojándote y sembrando el descontrol entre los hermanos? ¿Merece la pena salir para hacer protestación de fe y tener unas horas de intimidad y oración en un día en el que todos están más atentos a la lluvia que a lo puramente religioso? Nadie sale a las calles a mojarse. Pero también es cierto que hay que sopesar muchos indicadores a la hora de tomar una decisión. Y la única verdad objetiva en todo este asunto es que la cofradía que no se moja es la que se queda en su templo. El único torrente es el de las lágrimas de los hermanos que generalmente son los que no van nunca por la hermandad.

Hacer balance de este año es hacer la larga lista de lo que nos hemos perdido

Aparte de todo esto, habría que hacer una recopilación de manifestaciones extravagantes que este año han campado a sus anchas entre los cofrades. Afirmaciones como que los plásticos están para algo, que los niños también se mojan cuando van a la escuela lloviendo, que del cielo solo cae agua y no ácido, que si los hermanos se mojan se arregla al día siguiente con una aspirina o que hay que ser valientes para echarse a las calles, pero cuando se sale y te mojas te caen todo tipo de improperios una vez guarecido del agua. Es fácil hablar desde una tertulia frente a un mostrador o en el sofá de casa. Pero poner en riesgo la salud de los nazarenos o el patrimonio artístico, y ya no digamos la imagen que se puede ofrecer en las calles con la lluvia, hay que sopesarlo con frialdad antes de tomar una decisión. Y desde estas páginas se subraya de nuevo el hecho de que una junta de gobierno, por muy valiente que sea, no sale a las calles para mojarse. No tendría sentido.

Lo que toca ahora preguntarse es qué nos hemos perdido. Pues puesto a echar una pequeña mirada hacia atrás, habría que decir que el Prendimiento en la noche del Miércoles Santo. La Amargura por las Angustias, la salida del Santo Crucifijo, el palio del Mayor Dolor cuando vuelve por la calle Letrados, el Transporte y la Centuria Romana o la Sagrada Cena en la Tornería de vuelta. Faltó ver las palmas de la Borriquita y también las saetas a Amor y Sacrificio por el barrio de vuelta. Faltaron los dieciocho ciriales en la urna del Santo Entierro y el Descendimiento subiendo por Hortas Cáliz. Faltó hasta el olor a azahar y sobró el gélido viento cargado de humedad anunciando el agua próxima. Tantas cosas han faltado que casi parece una Semana Santa en blanco. Habrá que conformarse con la Magna Mariana de octubre, aunque no será lo mismo.

Nos quedamos, por tanto, en esos pocos momentos vividos con intensidad. Por ejemplo, la banda del Rosario de Cádiz que debería el año que viene no faltar ni un día en Jerez por lo que pueda pasar. Aunque sabemos que más fácil que el 2025 venga con sol y moscas. Con cirios torcidos por la intensidad del calor y por el buen tiempo imperante. Ojalá.

El palio de Madre de Dios del Patrocinio ya en la jornada del Sábado Santo. El palio de Madre de Dios del Patrocinio ya en la jornada del Sábado Santo.

El palio de Madre de Dios del Patrocinio ya en la jornada del Sábado Santo. / Manuel Aranda (Jerez)

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