Un nazareno de Humildad y Paciencia, segundos antes de hacerse presente en la plaza de las Angustias tras atravesar la entrada a la Santísima Trinidad.
/ Miguel Ángel González
1/13Un nazareno de Humildad y Paciencia, segundos antes de hacerse presente en la plaza de las Angustias tras atravesar la entrada a la Santísima Trinidad.
/ Miguel Ángel González
2/13Detalle de los pies del Santísimo Cristo del Amor y de una de las Marías postrada ante la cruz.
/ Manuel Aranda
3/13Los romanos que se subastan las prendas de Jesús de las Penas tienen a éste a sus espaldas, al contrario de lo que sucede en el misterio.
/ Pascual
4/13El comendador de La Merced, Fray Ortuno Marchante, se desespera ante el bloqueo que ejercen los carritos de chucherías ante la Basílica de la patrona.
/ Pascual
5/13Muchísimos niños acompañaron al Cristo de la Defensión. El ‘pavero’, como se suele denominar a quien los cuida, no dio abasto.
/ Miguel Ángel González
6/13El misterio del Cristo del Amor avanza ayer por la tarde hacia la plaza de Santiago y su inconfundible espadaña.
/ Manuel Aranda
7/13Primer plano de la cruz conventual de los Padres Capuchinos y, tras ella, nazarenos penitentes de la Hermandad de la Defensión.
/ Miguel Ángel González
8/13El paso del Cautivo se planta ante la puerta de la Capilla del Cristo del Amor antes de acometer la maniobra de salida ante un público que espera ansioso.
/ Manuel Aranda
9/13El incensario se mueve ante la presidencia del Cristo de la Defensión llenando de aromas el ambiente.
/ Miguel Ángel González
10/13Tres monaguillas de la Hermandad de la Clemencia camino de la carrera oficial con los encendedores para ejercer su labor en las manos.
/ Vanesa Lobo
11/13Un pequeño, asido por uno de sus mayores, asoma por los respiraderos del paso de misterio de la Hermandad de la Clemencia
/ Vanesa Lobo
12/13El Cristo del Amor y todo su calvario se reflejan en un espejo de tráfico ubicado entre la calle Justicia y calle San Juan.
/ Manuel Aranda
13/13Macarena de Jerez, en pleno esfuerzo, cantando una saeta a Jesús de las Penas ante una abarrotada plaza de San Mateo.
/ Pascual
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