Cofradías

¿Para cuándo la normalidad cofrade?

  • Las procesiones con pasos quedan relegadas hasta la finalización de la crisis sanitaria del COVID-19

  • Un futuro cargado de incertidumbres preocupa a todo el ámbito cofrade

El palio de María Santísima de la Concepción Coronada en una salida extraordinaria en 2009.

El palio de María Santísima de la Concepción Coronada en una salida extraordinaria en 2009. / Manuel Aranda (Jerez)

El conjunto de normas obligatorias del gobierno de España una vez lograda la ‘nueva normalidad’ advierte que el uso de mascarillas o el distanciamiento social seguirán estando vigentes. Unas medidas estarán establecidas hasta la puesta en marcha de una vacuna o un remedio terapéutico adecuado para combatir el SARS-CoV-2.

Si las procesiones de Semana Santa de 2020 tuvieron que ser suspendidas como consecuencia de las normas de urgencia tomadas tras la llegada del coronavirus, la línea a seguir en los próximos meses deja a un lado el confinamiento en las casas pero sí mantiene unas pautas sociales que hace muy complicada la organización de una procesión tal y como se ha venido disfrutando hasta el comienzo de este mismo año de 2020.

Mucho se ha comentado y analizado en las tertulias cofrades sobre cómo serán las procesiones una vez alcanzada la ‘nueva normalidad’. Procesiones sin pasos, suspensión de actos litúrgicos al aire libre o, incluso, la salida de un cortejo bajo un ‘númerus clausus’ de personas para presenciarla y disfrutarla.

No cabe la menor duda de que el distanciamiento social de un metro y medio será la gran ‘piedra de tropiezo’ para poder llevar a cabo una procesión con un paso. Por un lado, la imposibilidad de sacar unas andas con costaleros, donde no sería factible poder guardar el distanciamiento bajo una parihuela. Pero un paso sin costaleros es concebible, por mucho que motive la forma de andar de la gente de abajo a la hora de tener éxito en una procesión. Las ruedas siempre existieron y como medida preventiva los pasos podrían salir a las calles conducidos sin hombres debajo.

Sin embargo, la masificación que siempre acompaña a una procesión imposibilita tener, de momento, en la hoja de ruta, la organización de un paso en las calles.

Mucho se ha hablado sobre el tiempo que tardaría en llegar una vacuna para inmunizar a la población del virus. Toda la comunidad científica parece tener claro que hasta el primer trimestre del próximo año no se tendrían los permisos de las distintas Agencias del Medicamento para tener luz verde de cara a toda una logística para dispensar millones de dosis. Así las cosas, la llegada de la tan ansiada vacuna podría tardar hasta un año.

Desafortunadamente, el calendario cofrade ha ido derrumbándose como un castillo de naipes conforme han ido pasando las semanas. A la Semana Santa siguieron las procesiones de gloria del mes de María. La romería del Rocío también quedó suspendida este año y las procesiones sacramentales. La gran procesión del verano, como es la de la Virgen del Carmen, ya es historia. Tras el periodo estival, la procesión de la Patrona, Nuestra Señora de la Merced, nos hace presagiar también lo peor. Habrá novena pero no sería de extrañar que este año la Santísima Virgen se quede en la basílica. Oficialmente aún no ha trascendido nada al respeto.

Futuro

La Semana Santa de 2021 sería un deseo que tendría que desarrollarse; pero ante el escenario con el que se enfrentan los cofrades, aún está todo muy en el aire.

Para colmo, la Feria, posiblemente las zambombas, o las verbenas del verano así como las caracoladas o los distintos eventos de las hermandades tampoco se han podido celebrar. Con lo que el año de 2020 es como para anillarlo a un archivador y guardarlo en el rincón más oscuro del archivo. Y solo dejarlo para posibles curiosos e investigadores que en un futuro quieran saber qué ocurrió con las cofradías cuando llegó la pandemia del COVID-19.

Muy posiblemente nada bueno se podrá leer en las hemerotecas. Sin embargo, todo pasará y nada será eterno. El único arma que los cofrades pueden tener en la mano para sobrellevar esta crisis se centra en una sola palabra: paciencia. Con ella, tarde o temprano, se volverá a una normalidad que no será nueva, sino la que siempre ha imperado entre los mismos cofrades. Una procesión de hermanos, un paso y una banda detrás sonando ante el avance elegante de una cofradía. Y todo con mucho fervor popular.

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