El Aeropuerto de Almería perdió en 2020 el 80% de su tráfico y lo hizo en medio de una coyuntura que supuso la mayor crisis de la historia del transporte aéreo. Pocos sectores como el turístico han padecido los efectos de la tremenda disrupción que supuso la pandemia y todos los que, de una forma u otra, lo integramos hemos trabajado con denuedo por volver a los registros de los que se partían por entonces.

En el caso del tráfico aéreo, los primeros compases de mejora vinieron de la mano del mercado nacional, mientras que el foráneo necesitó algo más de tiempo para recortar distancias. A día de hoy, el Aeropuerto de Almería ha recuperado el 70,5% de los pasajeros internacionales que tenía en 2019, mientras que, en el caso de las conexiones domésticas, esa proporción se eleva al 90,4%.

Sin dejar de reconocer el trabajo que nos queda por delante, estoy seguro de que si hace tres años nos hubiesen preguntado cómo querríamos estar hoy, muchos habríamos firmado alcanzar el nivel de actividad que hemos tenido este verano, con conexiones directas a 22 destinos de 13 países y, entre ellos, 10 capitales europeas.

El camino recorrido hasta ahora tiene un mérito enorme y el hecho de que las compañías aéreas sigan apostando por Almería, a pesar del complicado entorno económico y geopolítico, no hace sino demostrar la fortaleza de este destino y las grandes oportunidades que ofrece.

La actividad de un aeropuerto es el reflejo de la demanda que genera el territorio al que sirve. De ahí que la participación de todos los actores implicados sea fundamental para poner en valor el destino, para que haya personas que quieran viajar desde / hacia el mismo y, en base a ello, que las aerolíneas puedan programar rutas que satisfagan la demanda.

Dentro de sus competencias como gestor, Aena no ha dejado de trabajar en ningún momento por la reactivación del tráfico en nuestro aeropuerto: desde inversiones para ofrecer unas instalaciones ágiles que favorezcan las escalas eficientes de las aerolíneas y servicios de calidad, hasta exenciones y bonificaciones tarifarias a nuevos vuelos, asistencia a foros internacionales de referencia, identificación de rutas potenciales o el diseño de casos de negocio para ayudar a las compañías en su toma de decisiones.

En el punto de mira tenemos la optimización de la conectividad con Madrid y Barcelona, las islas y el norte de España; una mayor penetración en mercados como Francia, Alemania, Italia o Europa del Este, y una decidida apuesta por los grandes hubs europeos (Londres, Fráncfort, Bruselas…), ya que a través de ellos se accede a innumerables destinos de todo el mundo.

Más de 31 millones de viajeros han pasado por el Aeropuerto de Almería desde que se inaugurara, el 6 de febrero de 1968

Será una tarea a largo plazo, porque en este sector las decisiones se toman con mucha antelación y tienen en cuenta múltiples variables. No sólo influye que la ruta sea factible; es fundamental que sea rentable para la aerolínea, que encaje en su estrategia de negocio, que disponga de una flota de aviones suficiente para incorporarla a la programación…

Desde Aena no escatimaremos en esfuerzos y mantendremos la estrecha colaboración con las entidades e instituciones locales encargadas de la promoción turística y de negocios del destino Almería, que es fundamental para encontrar sinergias, coordinar estrategias y ser eficaces en el diseño de la hoja de ruta de la conectividad aérea para nuestra provincia.

Somos conscientes, además, de que no se trata únicamente de la conectividad, sino también de dos elementos claves en términos sociales: la vertebración territorial y el desarrollo de la economía local –el aeropuerto genera actividad directa para 80 empresas y 500 empleos-.

Más de 31 millones de viajeros han pasado por el Aeropuerto de Almería desde que se inaugurara, el 6 de febrero de 1968. Más de 31 millones de historias a las que hemos dado soporte desde la gran familia que somos y más de 31 millones de razones que tenemos para seguir trabajando, por los que han estado y por los que estarán.