Anuario de Turismo 2024

Andalucía flamenca: de Ayamonte a Sierra de Almagrera

  • El Flamenco es el Guadalquivir de la cultura andaluza, que nos identifica dentro y fuera de nuestras fronteras

Peña El Taranto: Pepín Fernández “Tomatito” y José Sorroche.

Peña El Taranto: Pepín Fernández “Tomatito” y José Sorroche.

DESDE Huelva hasta Almería; cogiditos de la mano; el cante y la poesía.

Un enriquecedor ramalazo de arte vertebra a nuestra ancestral Andalucía; a la comunidad humana varias veces milenaria unida por sentimientos comunes. Y ello -en el caso que nos ocupa- a través del cante, toque y baile flamenco. De la música autóctona que nos distingue y por la que somos reconocidos en la totalidad del globo terráqueo. Emanada, crecida y estilizada en el crisol de academias privadas y cafés cantantes; espacios escénicos importados de centro Europa, aunque en Andalucía el flamenco fue su leiv motivo y no la denominada música “culta”.

Continuada por la -a veces injustamente denostada- llamada Ópera flamenca (con elencos profesionales “kilométricos” en gira por toda España, de norte a sur, generalmente en locales abiertos y preferentemente en primavera/verano), festivales y/o peñas surgidas ya en la segunda mitad del siglo XX a partir de la malacitana Juan Breva, la nazarita Platería y la almeriense El Taranto; obligadas estatutariamente a su conservación y divulgación. Arte que tiene en el Concurso Jondo de Granada de 1922 (impulsado por Manuel de Falla y García Lorca, entre otros) uno de sus hitos más reseñables, con Manolo Caracol y El Tenazas como protagonistas laureados. En cuanto a cafés es obligado referenciar al de Silverio y El Burrero (Sevilla), Chinitas, Siete Revueltas y El Turco (Málaga), Café de Cuéllar y Suizo (Granada), salón El Recreo y Gran Capitán (Córdoba), Casino Almeriense y Lión d´Or (Almería), La Jardinera y Café del Perejil (Cádiz); del Conde y La Vera Cruz (Jerez), etcétera.

Una Andalucía cuna natal de los onubenses Paco Toronjo y Niño Miguel, de los sevillanos Silverio Franconetti, Niña de los Peines, Pepe Marchena Mairena; de los cordobeses Cayetano Muriel y Fosforito, los gaditanos Camarón, La Perla y Chano Lobato, los jerezanos Manuel Torre y Antonio Chacón; los jienenses El Gallina y Carmen Linares, los malagueños Juan Breva y Trinidad Navarro “La Trini”, los granadinos Frasquito Yerbabuena, Morente y Habichuelas o los almerienses Pedro el Morato, Carmencita Doucet y Tomatito. Artistas a los que cabe añadir los originarios de Madrid, Barcelona, Campo de Cartagena y Extremadura; áreas geográficas periféricas o ciudades determinantes en desarrollo e influencia. Encabezados por Paco de Lucía, Manolo de Sanlúcar y Niño Ricardo, el catálogo de guitarristas y bailaoras/es (de Pastora Impero a Antonio Gades) se haría interminable.

Cantaor flamenco, óleo de Carlos Pradal. Cantaor flamenco, óleo de Carlos Pradal.

Cantaor flamenco, óleo de Carlos Pradal.

Después de un fallido intento por defectos formales en su presentación, tal título le fue adjudicado en 2008 a La Partum de Berga, fiesta tradicional en Cataluña. Posteriormente la UNESCO (organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) incorporó el flamenco a su selectiva Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en su reunión de 16 de noviembre de 2010 en la ciudad keniana de Nairobi. Así se expresa la Junta de Andalucía en uno de sus muchos documentos al respecto: Esta manifestación cultural, única y múltiple, símbolo de identidad de Andalucía y que la representa artísticamente en todo el mundo, cuenta desde entonces con el respaldo de la mayor institución cultural mundial que vela por el mantenimiento de la cultura y los valores tradicionales.

Ley Andaluza del Flamenco

El Flamenco es el Guadalquivir de la cultura andaluza, que nos identifica dentro y fuera de nuestras fronteras. Está presente en nuestras fiestas públicas y privadas. Es herencia de nuestros mayores a través de las más antiguas herramientas de transmisión de la cultura: la oralidad. Es industria cultural, motor económico, objeto de estudio y reclamo turístico. Es presente, pasado y futuro, tradición y vanguardia y una de las manifestaciones culturales más ricas y complejas del mundo. Por todo ello, la UNESCO le otorgaba su máximo reconocimiento para la cultura inmaterial.

Un reconocimiento que ya le había concedido nuestra comunidad autónoma al incluirlo en el nuevo Estatuto de Autonomía y con el que las instituciones públicas nos comprometimos a proteger, estudiar y difundir este arte. El nuevo compromiso adquirido con la UNESCO vela por el mantenimiento de nuestra tradición flamenca a la par que la promociona dentro y fuera de Andalucía.

La Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía vela por la profesionalización del sector, por el refuerzo de la actividad del tejido asociativo, por la conservación de sus raíces y su historia, por su difusión y su conocimiento riguroso y por el mantenimiento de festivales y reuniones dedicados a esta manifestación cultural en los centros neurálgicos y en los nuevos espacios del Flamenco.

O como bien ratificó la propia UNESCO: El flamenco es una expresión artística resultante de la fusión de la música vocal, el arte de la danza y el acompañamiento musical, denominados respectivamente cante, baile y toque. La cuna del flamenco es la región de Andalucía, situada al sur de España, aunque también tiene raíces en otras regiones como Murcia y Extremadura. El cante flamenco lo interpretan, en solo y sentados generalmente, un hombre o una mujer. Expresa toda una gama de sentimientos y estados de ánimo –pena, alegría, tragedia, regocijo y temor– mediante palabras sinceras y expresivas, caracterizadas por su concisión y sencillez. El baile flamenco, danza del apasionamiento y la seducción, expresa también toda una serie de emociones, que van desde la tristeza hasta la alegría. Su técnica es compleja y la interpretación es diferente, según quien lo interprete: si es un hombre lo bailará con gran fuerza, recurriendo sobre todo a los pies; y si es una mujer lo ejecutará con movimientos más sensuales. El toque de la guitarra flamenca ha trascendido, desde hace mucho tiempo, su primitiva función de acompañamiento del cante. Éste se acompaña también con otros instrumentos como las castañuelas, y también con palmas y taconazos.

Café cantante. Café cantante.

Café cantante.

El flamenco se interpreta con motivo de la celebración de festividades religiosas, rituales, ceremonias sacramentales y fiestas privadas. Es un signo de identidad de numerosos grupos y comunidades, sobre todo de la comunidad étnica gitana que ha desempeñado un papel esencial en su evolución. La transmisión del flamenco se efectúa en el seno de dinastías de artistas, familias, peñas de flamenco y agrupaciones sociales, que desempeñan un papel determinante en la preservación y difusión de este arte.

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