A falta de conocer los datos de diciembre, se puede concluir que 2023 ha sido un buen año para el turismo jienense. Todo hace pensar que 2024 será, de nuevo, un año en el que se batan todas las cifras récord de número de viajeros, pernoctaciones, impacto económico...

En tal contexto, sería conveniente aprovechar esta evolución positiva para hacer frente a algunas de las asignaturas que aún tiene pendientes el sector, al objeto de consolidar definitivamente el turismo como una actividad estratégica de la economía provincial.

Uno de los problemas más acuciantes es el del transporte, especialmente el tren. La gran cantidad de incidencias que acumula la red ferroviaria en la provincia de Jaén se ha convertido en una de las principales reivindicaciones de todos los actores provinciales, incluidos los turísticos. A las cada vez menos conexiones y frecuencias se suman retrasos reiterados e inexplicables que hacen que tomar el tren para viajar a Jaén se haya convertido en un auténtico suplicio.

La otra gran amenaza para el turismo jienense comienza a ser la crisis climática. De hecho, la temporada estival ha sido en 2023 especialmente complicada, con un descenso del número de viajeros y pernoctaciones respecto a años anteriores, y todos los actores turísticos han achacado este hecho a las altas temperaturas sufridas durante el verano. Urge, por tanto, adaptar la oferta turística provincial a esta nueva circunstancia, que, según todos los expertos, va a ir a más con el paso del tiempo.

Entre las debilidades, cabría destacar el escaso volumen de turistas extranjeros que visitan la provincia. Aunque se han recuperado los registros prepandemia, este es un mal endémico del turismo provincial. Hay que trabajar más los mercados internacionales para aumentar la cuota del turismo extranjero, pero ello requiere previamente adaptar la oferta turística jienense a las demandas de este tipo de viajeros en cuanto a idiomas, horarios, accesibilidad, etc.

Todo hace pensar que 2024 será, de nuevo, un año en el que se batan todas las cifras récord de número de viajeros, pernoctaciones, impacto económico...

Otro reto es el de la creación de producto. El sector privado está muy atomizado y se caracteriza por su escasa participación en esta tarea. Además, la falta de receptivos es un problema acuciante que dificulta el posicionamiento de nuestra oferta en los principales mercados. Es necesaria una mayor implicación y coordinación del sector privado, tanto en la fase de creación de producto como en las de promoción y distribución del mismo.

El tercer gran reto es el de la transformación digital. La incorporación masiva de tecnología en el sector turístico está cambiando radicalmente las formas de producción y de consumo. Los empresarios turísticos jienenses deben realizar un esfuerzo en los próximos años por ponerse a la vanguardia de estos cambios.

Frente a estos aspectos, hay que poner en valor la calidad de la oferta turística provincial, una de las más altas de Andalucía, reconocida como tal por los turistas que nos visitan. Aunque es cierto que esta calidad no se distribuye de manera uniforme entre todos los subsectores turísticos provinciales y que hay algunos de ellos que deben mejorar en este sentido.

Igualmente, hay que aprovechar el tremendo tirón que en los últimos años ha protagonizado la gastronomía provincial. No solo por contar con cinco estrellas Michelin, además de soles y soletes de Repsol, sino por ser la cuna del mejor aceite de oliva virgen extra, base de la dieta mediterránea.

La provincia de Jaén es un destino no saturado, que está haciendo una apuesta importante por la sostenibilidad y la autenticidad, y eso es una gran oportunidad para crear una oferta diferencial y exclusiva, y posicionarse en un mercado en el que hay ofertas muy miméticas.